A menos de tres meses para las elecciones francesas, el abierto
apoyo de la canciller federal alemana, Ángela Merkel, a la
reelección del presidente Nicolás Sarkozy, genera hoy rechazo en uno
y otro lado de la frontera.
Merkel visitó esta semana París y apareció dos veces en
televisión, en la que respaldó al mandatario, quien aún no ha
anunciado su candidatura a un nuevo período.
Yo apoyo a Nicolás Sarkozy en todos los planes porque
pertenecemos a partidos amigos y es normal que apoyemos a los
amigos, dijo Merkel.
Sus declaraciones fueron interpretadas como una intromisión en la
política interna de un país vecino, señaló Prensa Latina.
Merkel-Sarkozy, el beso que mata, señaló un artículo del diario L
Humanité, mientras Le Monde tituló un trabajo Dos contra uno:
Merkozy contra Hollande.
Interrogado sobre el tema, el candidato a la presidencia por el
Partido Socialista, Francois Hollande, quien marcha en primer lugar
según las encuestas, declaró que él sólo necesitaba el apoyo de los
electores franceses.
En Alemania los periódicos y dirigentes de la oposición
consideran antidemocrático que Merkel utilice el poder de su cargo
para apoyar tan abiertamente a un líder extranjero.
El semanario Der Spiegel calificó de maniobra de riesgo la
intromisión de la Merkel en la política francesa.
A juicio de los expertos, la canciller federal alemana no solo
persigue la reelección de Sarkozy, sino también el mantenimiento del
eje franco-alemán conformado por ambos al frente de la Unión
Europea.
Esta política puede dañar los intereses germanos, si el actual
presidente francés es derrotado en las urnas, advierten los
analistas.
De acuerdo con el último sondeo publicado aquí, en la primera
ronda de los comicios de abril Hollande obtendría 32 por ciento de
los votos y Sarkozy 25.
En la segunda vuelta en mayo, el candidato socialista se
impondría a su rival de la Unión por un Movimiento Popular por 59
por ciento contra 41, según la muestra de la firma Ipsos-Logica
Business.