Una moralidad que se mide en una orinada

El proceso de embrutecimiento de las tropas extranjeras en Afganistán

La Fuerza internacional de Asistencia para la Seguridad de .Afganistán (ISAF) aseguraba que se había producido "un inexplicable acto de falta de respeto que no concuerda con los altos niveles de moralidad que esperamos de las fuerzas de la coalición", luego de ver las imágenes de cuatro marines orinando sobre los cadáveres de combatientes afganos. Y esto nos lleva a cuestionarnos ¿a qué moralidad se refieren? Después de haber liderado el bombardeo masivo y selectivo sobre la población civil y de proteger a los narcotraficantes que producen opio en Afganistán, de enriquecerse con empresas de reconstrucción y con la expoliación de los recursos naturales, evidentemente bajo esas circunstancias una orinada sobre cadáveres parece poco relevante.

Embrutecimiento de los soldados invasores

Se trata de imponer manzanas podridas como bien afirma Robert Fisk en La Jornada, aduciendo al hecho de que los responsables de aquellos actos son la excepción a la regla, tratando nuevamente de traer a colación los objetivos loables de las guerras que ellos han promocionado a lo largo y ancho del planeta (la lucha contra el comunismo, la lucha contra el terrorismo, la liberación de los pueblos de sus dictadores, la lucha por la democracia, la lucha por la libertad, ayuda humanitaria y otras justificaciones sacadas de guiones de Hollywood).

Una de las diferencias entre la guerra de Vietnam y la de Iraq es la baja tasa de muertes de soldados norteamericanos en combate, no así en el caso de los civiles que por lo regular sufren el peso de los bombardeos como víctimas colaterales, lo que casi no varía es la cantidad de veteranos que sufren de trastorno de estrés postraumático que provoca, entre otras muchas cosas suicidios y casos de violencia social y doméstica, sumado a eso el problema social que provoca el consumo desmedido y masivo de licor y estupefacientes, que de por sí es el más alto del planeta y de la historia de la humanidad.

Las imágenes de cuatro soldados orinando sobre los cadáveres reflejan no solo el embrutecimiento de un ejército que se creyó el mensaje de las películas apologéticas del soldado indestructible, profesional y moral (The Hurt Locker, Black Hawk Down, Green Zone). Evidentemente esos medios fílmicos han contribuido a la construcción de una imagen que pretende ser omnipresente en el mundo, moralmente necesaria a tal punto que no logran superar su auto imagen de embajadores de la democracia y la libertad; la arrogancia es tal que se erigen por encima del bien y del mal.

La falta de solvencia moral del ejército norteamericano se mide a partir de lo poco o mucho que sus propios miembros cuelguen videos en Youtube, de lo contrario Hollywood hace el trabajo restante. Un dilema presentado en el film de Oliver Stone Platoon, un sargento bueno y otro malo, donde evidentemente al final la justicia se impone sobre la maldad y el bueno sostiene los ideales primarios sobre los que descansa la justificación de la guerra.

"Maté a 255 personas y no me arrepiento"

Esta es la frase del francotirador Chris Kyle, oficial del pelotón Charly, tercer grupo de la fuerza de elite estadounidense conocida como Navy SEALs, quien se ganó la reputación de ser el francotirador más letal en toda la historia, que al ser entrevistado por BBC afirmaba: "Me gustó lo que hice. Todavía me gusta. Si las circunstancias fuesen diferentes —si mi familia no me necesitase— volvería en un abrir y cerrar de ojos", y luego volvió a afirmar: "Mis balas salvaron a varios estadounidenses cuyas vidas valían claramente mucho más que la de aquella mujer de alma retorcida". (http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/01/120110_irak_francotirador_lp.shtml)

En efecto, el elemento embrutecedor del soldado norteamericano tiene que ver con el convencimiento inhumano que en ellos crece en forma de odio hacia el enemigo, a tal grado que lo degradan en su calidad humana; este proceso es similar en todos los conflictos, pero lo interesante en el caso norteamericano es la carga emotiva y mediática que conlleva.

Chris Kyle, al igual que los cuatro marines, poseen la particularidad de que probablemente no tienen una mente perturbada en sus contextos culturales, son fieles convencidos de su rol en la guerra "justa", no hay más certeza que la que te pueda proporcionar el Ejército y el Estado y si el esfuerzo de guerra es justo, el divertirse es casi un deber, como sucedió con los cientos de fotografías que mostraban a los prisioneros sodomizados y humillados de Abu Ghraib.

Cuando surgieron las avalanchas de críticas a los soldados que profanaron los cadáveres de combatientes, al mismo tiempo surgieron miles de mensajes de apoyo hacia los ahora imputados por actos fuera de la moral militar, muchos de ellos eran de parientes y de los mismos soldados norteamericanos que, incluso, justificaban tales actos atroces.

El estrés postraumático que se produce durante el quiebre de la conciencia a raíz de presenciar o participar en eventos sangrientos tiene que ver con sentimientos posteriores de culpa o impotencia que evidentemente los perpetradores de tortura en Abu Ghraib, Chris Kyle, y los cuatro marines que orinaron sobre los cadáveres de combatientes, superaron con dosis de jocosidad e hilaridad elevando el nivel de cinismo que la empresa colonizadora requiere, que por supuesto para el público que cree que es amenazado por el mundo lo hecho por los soldados no es más que una falta (no hubiera sido de no haberlos pillado). Ese mismo cinismo imperial no pidió disculpas para las familias de los fallecidos, su muerte estaba plenamente justificada en su lógica, ni siquiera para los pueblos afganos ni para los musulmanes del mundo, la preocupación era por las posibles armas propagandísticas que se le habían proporcionado al enemigo que pone en peligro la vida de sus tropas, (adicionalmente a que están ocupando en forma ilegal una nación). Esto se confirmó un par de semanas después cuando un soldado afgano dio muerte a cuatro soldados franceses.

La risa pareciera ser un elemento que mantiene cohesionado el accionar militar con las víctimas civiles. Tanto en Vietnam como Iraq y Afganistán ha quedado evidenciado el alejamiento del victimario en forma de Marine de la víctima en tanto que la castiga por no dejarse "proteger", de hecho a la víctima se le culpa de su propia suerte en tanto que optó por el errado camino de irse con el enemigo. De esa manera, toda acción contra civiles queda ampliamente justificada en tanto que se pone en la balanza la vida de alguien que puede acabar con la vida propia o la de un amigo o camarada de Unidad. El conflicto ha llenado todas las paradojas existentes cuando se producen atentados entre los aliados en campo, cuando un militar entrenado y alimentado por los cruzados se voltea y mata a sus colegas de armas, no hay infiltración, no hay recompensas de dinero por la cabeza de un marine, simple desprecio por el que ha sembrado el desprecio en la propia tierra, ello llena de furia al colonizador.

(Tomado de Webislam)

 

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