Entre
los tantos y tantos colegas, amigos, alumnos y admiradores de la
obra de Adigio Benítez que colmaron la galería La Acacia la tarde en
que se inauguró Negro de Marte en Blanco de Titanio, hubo uno
que le trajo al artista un recuerdo que llevó a este a viajar en la
máquina del tiempo.
—¿Te acuerdas de este dibujo? ¿De lo que tuvimos que enfrentar
después?
Jorge Risquet sacó de un sobre la fotocopia de una página doble
del semanario Mella, fechado el 12 de agosto de 1950. En la
publicación de los jóvenes comunistas cubanos de la época, debajo de
un artículo en el que Risquet denunciaba el entreguismo, la sumisión
a los dictados yankis, el auge del gangsterismo, el asesinato de
líderes obreros y la corrupción del gobierno de Carlos Prío, y
recordaba el papel de los comunistas en el derrocamiento en 1933 de
la tiranía machadista, aparecía una caricatura política de Adigio.
El espíritu de Machado le daba la mano a Prío, quien en uno de los
bolsillos del saco guardaba pliegos rotulados con los desmanes
llevados a cabo por su desgobierno. Arriba, una leyenda irónica:
"¡Cómo avanzas, mi socio... !".
La dirección en pleno del semanario fue a parar a los tribunales.
Risquet señaló que más que el artículo, lo que molestó fue el dibujo
de Adigio, un potente dardo de papel y tinta que desnudaba la
naturaleza del priato.
—Si nos hubieran hecho causa por faltar el respeto al Presidente,
seguramente nos habrían sancionado. Pero optaron por una variante
menor, la cuestión era intimidarnos.
En el acta de acusación figuró la dirección en pleno de la
publicación: Jorge Risquet, máximo responsable; Flavio Bravo, Marcos
Behmaras y Raúl Valdés Vivó. El cuerpo de redactores estaba
integrado por Pedro M. Escalona, José Massip, Martha Santo Tomás,
Alberto Rubiera, Amparo Chaple, Juan Sánchez, Antonio Núñez Jiménez,
Trinidad Redonet, Antonio Caicedo, Lázaro Rodríguez, Alfredo Guevara
y José Biant.
Con la modestia del soldado de fila que siempre ha sido, Adigio
comentó sonriente:
—Hice lo que me dictaba la conciencia.
Santiaguero de nacimiento, a los 16 años matriculó en la habanera
Academia de San Alejandro, pero debido a la precaria situación
familiar tuvo que posponer sus estudios. Muy joven se vinculó al
trabajo de la prensa. Militando ya en la Juventud Socialista,
comenzó a colaborar en Mella y después lo hizo como dibujante
profesional en el diario de los comunistas Noticias de Hoy. Durante
la dictadura de Batista continuó aportando sus dibujos a la prensa
clandestina, valiéndose de varios seudónimos: Laura, Abejota, A. del
Campo.
Honrado con el Premio Nacional de las Artes Plásticas y el de la
Enseñanza Artística por la obra de la vida, Adigio Benítez, para
nosotros, es alguien muy especial: fue fundador de Granma.