TRINIDAD,
Sancti Spíritus.— Beneficios para más de 500 viviendas del centro
histórico, rescate de antiguos palacios coloniales e instituciones
culturales, rehabilitación de parques y plazas, mejoramiento de
aceras y rectificación de empedrados en algunas calles, figuran
entre las acciones más notorias emprendidas en la ciudad de Trinidad
a propósito de la celebración de su medio milenio a inicios del
2014.
Según declaraciones de Norberto Carpio, director de la Oficina
del Conservador de la Ciudad, el aporte de dicha institución y de
los ministerios de Cultura y Turismo, junto al movimiento popular
surgido en este contexto, contribuye de manera significativa a la
preservación del patrimonio y al desarrollo de un turismo culto y
sustentable en la tercera de las villas fundadas en Cuba por los
conquistadores españoles.
Entre las zonas beneficiadas se encuentran el barrio de Las Tres
Cruces, la plazoleta de El Jigüe, el parque Punta Brava y las plazas
Santa Ana, Mayor y Carrillo, todos sitios emblemáticos de esta
ciudad reconocida por la UNESCO desde 1988 como Patrimonio Cultural
de la Humanidad, y considerada unos de los centros urbanos habitados
que mejor se conservan en América Latina.
La ambientación de los accesos a la cabecera municipal, la
restauración de aleros en arterias principales y la rehabilitación
de la Casa Malibrán como Centro de Documentación del Patrimonio, la
Escuela de Oficios, el Museo de Arquitectura y el Archivo de
Historia, se incluyen igualmente en la relación de acciones
desarrolladas en bien del patrimonio local.
Como parte de dichos trabajos también se ejecutó un proyecto
urbano de señalización que incluyó el nombre de las calles del
centro histórico y de la llamada zona de amortiguamiento,
considerada como una faja estratégica para prevenir los impactos
humanos sobre el área de mayor valor patrimonial.
En la periferia de la ciudad se trabaja en sitios de valor
arqueológico, entre ellos varios objetos del batey de Manaca Iznaga
y en el ingenio San Isidro de los Destiladeros, exponentes del
desarrollo azucarero alcanzado por la región en los siglos XVIII y
XIX.