Para la provincia no queda otra opción, teniendo en cuenta que en 
			la última década se vio afectada por ellos en varias oportunidades.
			Pérdidas severas en la masa animal, instalaciones destrozadas, 
			plantaciones destruidas y por consiguiente, un marcado 
			desabastecimiento en las tarimas de los mercados, han sido una y 
			otra vez resultado de hallarse en una de las rutas más transitadas 
			por los ciclones tropicales.
			Sin embargo, aun cuando se trata de un "mal inevitable", los 
			especialistas coinciden en que mediante la acción inteligente del 
			hombre, es posible atenuar sus efectos.
			
			"Al paso de un huracán, inmediatamente se indica sembrar cultivos 
			de ciclo corto, pero el más corto de todos tarda semanas en aportar 
			alimentos y la gente tiene que comer al otro día", advierte el 
			Doctor en Ciencias Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto 
			Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT).
			Ante esa realidad, el reconocido científico señala la necesidad 
			de potenciar plantaciones capaces de soportar los embates de los 
			huracanes y que puedan cosecharse de inmediato. "Es el caso de la 
			malanga, el boniato, la calabaza", explica.
			Convencida de ello, la agricultura pinareña trabaja hoy por 
			llevar tales indicaciones al surco. Junto al rescate de cultivos que 
			casi habían desaparecido como la malanga, se introducen otros como 
			el plátano de bajo porte.
			
			La ingeniera Maylín Estévez López, especialista de la biofábrica 
			de la provincia, comenta que se trata de variedades obtenidas en 
			varias instituciones científicas del país, tanto de fruta como de 
			vianda, más pequeñas que las promovidas hasta ahora, en busca de 
			lograr cierta resistencia a los vientos. 
			"La cepa (tallo) es más ancha y la altura oscila entre 1,75 y dos 
			metros, a diferencia de las tradicionales, que pueden llegar a 
			cuatro."
			El desarrollo de esta iniciativa —rememora— surgió en respuesta a 
			las pérdidas registradas con frecuencia en las áreas de plátano.
			"Por las características geográficas de Cuba, una isla larga y 
			estrecha, aunque no haya ciclón, siempre nos afectan los vientos. De 
			modo que se procuró buscar plantas de un porte más bajo en aras de 
			reducir su impacto." 
			Pero no es esta la única ventaja. "Las variedades pequeñas 
			poseen, además, mayor resistencia a las enfermedades, facilitan el 
			tratamiento fitosanitario de los sembrados y su cosecha", añade 
			Estévez. 
			Con tales referencias, en diferentes puntos del territorio se han 
			establecido plantaciones a fin de evaluar el comportamiento ante los 
			distintos tipos de suelo, asegura Juan García, encargado de la 
			actividad de viandas en la delegación provincial de la Agricultura.
			"La acogida de los productores ha sido favorable", destaca el 
			funcionario.
			No obstante, los especialistas advierten que para poder extender 
			en poco tiempo esta experiencia, es preciso vencer la reticencia de 
			no pocos campesinos a contratar las simientes en la biofábrica.
			"A pesar de todo lo que ha avanzado nuestro país en materia de 
			ciencia, todavía abundan los productores que desconocen las bondades 
			de la biotecnología. No son pocos los que no saben qué es una 
			biofábrica, ni sus ventajas, y que optan por sacar las semillas de 
			sus propias plantaciones, para no tener que comprarlas", comenta 
			Maylín Estévez.
			"Esto constituye un ahorro entre comillas", valora el director 
			del INIVIT. 
			"Una vitroplanta es una semilla básica de alto potencial, que 
			garantiza de tres a cinco campañas. De modo que, si usted invierte 
			en ella alrededor de un peso, pero luego obtiene el 40 % más de 
			rendimiento durante varios años, saque cuentas para ver cuántas 
			veces se recupera ese dinero", expone Sergio Rodríguez.
			Por tanto, los especialistas alertan que para poder concretar en 
			el campo una estrategia capaz de lograr una respuesta más rápida y 
			efectiva de la agricultura tras el paso de los huracanes, además de 
			impulsar determinadas variedades y tecnologías, es necesario 
			reforzar las acciones de capacitación a la base productiva, o sea, 
			de los hombres y mujeres encargados de llevar al surco los 
			resultados de la ciencia.