Con una matrícula de 368 estudiantes de décimo y onceno grados,
atendidos por un claustro de alrededor de 50 docentes frente al
aula, el centro ingresa al sistema nacional de enseñanza con una
doble responsabilidad: la formación de los educandos del nivel medio
superior y la de 64 alumnos para continuar estudios en carreras con
perfil pedagógico y convertirse en profesores de nivel medio y medio
superior.
El IPU cuenta con dos aulas pedagógicas en las que estos jóvenes
de décimo grado conjugan su formación como bachilleres con la
preparación pedagógica y metodológica, que reciben de los propios
profesores del centro y distintos especialistas, que junto a
entidades del sector, apoyan y asesoran este proceso.
En este sentido, Yosvany Reyes, profesor de Matemática y guía de
uno de estos grupos, asegura que este proyecto constituye una
experiencia positiva, muy bien pensada y que ha fluido sin
dificultades. Los muchachos, agrega, asimilan con rapidez los
contenidos y mantienen un rendimiento académico elevado.
Para que continúe así, Reyes precisa que no se deben minimizar
los niveles de exigencia y disciplina y que es necesario darle mayor
prioridad al empleo de elementos didácticos, y de los libros de
texto y de consulta adicional para que los alumnos de esta modalidad
dominen el trabajo con los medios de enseñanza, así como otras
habilidades técnicas.
Yiset Martínez, subdirectora del IPU, explica que los estudiantes
que conforman estos dos destacamentos provienen de las aulas y
círculos de interés pedagógicos que se desarrollan en las escuelas
secundarias básicas del municipio. Con ellos se ha venido trabajando
desde bien temprano en su formación vocacional y orientación
profesional, haciéndolos partícipes del proceso docente educativo en
sus centros de estudio, para equiparlos con determinadas habilidades
formativas, señala.
Además, para ingresar a las aulas estos muchachos pasaron por un
riguroso proceso de captación que tuvo en cuenta resultados
académicos, dedicación y constancia en el estudio, disciplina, entre
otros parámetros.
Martínez destaca también que los estudiantes de las aulas
pedagógicas se preparan siguiendo el plan de estudios de los
preuniversitarios pedagógicos, por lo que a las asignaturas de
formación general se añaden cursos optativos relacionados con la
especialidad, y frecuencias semanales de prácticas docentes.
Sobre estas últimas, Granma conoció que se realizan en
sesión contraria a la de clases, en las propias secundarias básicas
de donde provienen. En cada una de estas escuelas, bajo la
supervisión de maestros y directivos, los educandos aplican los
conocimientos adquiridos, participan de las actividades del centro y
se familiarizan gradualmente con el proceso docente-educativo y en
el trato con los alumnos, aunque, aclara Martínez, todavía en este
nivel no están listos para impartir clases.
Al conversar con los estudiantes de esta modalidad, muchos como
Daniela, Gabriela, Danersy y Juan Carlos, coincidieron en que el
rigor de la escuela y el seguimiento de sus profesores, tanto en las
aulas como durante las prácticas, los ayudan a sentirse más seguros
y preparados y a disfrutar de estos primeros pasos en su futura
profesión.
Algunos ya tienen bien definida su especialidad, otros se
decantan por las ciencias o las humanidades, pero todos, hoy,
comienzan a construir en el IPU Rosalía Abreu un relevo que mañana
puede multiplicarse.