De memorias, risas y ampayas

MADELEINE SAUTIÉ RODRÍGUEZ
madeleine@granma.cip.cu

Simpático, trágico, polémico y necesario son algunos de los calificativos que "llueven" sobre las páginas de Los hombres de negro, obra sobre el béisbol que acaba de regalarnos su autor, el periodista José Antonio Fulgueiras, quien se ha propuesto con este libro, presentado en la Casa de la Prensa Nacional, homenajear a esos "lóbregos fiscales" que son los árbitros del béisbol cubano.

FOTO: Juvenal BalánAmado Maestri, considerado por una buena parte de la afición como el mejor ampaya de la historia de este deporte en Cuba, abre el catálogo de estos hombres cuya categórica labor les vale lo mismo para recibir de los espectadores el aplauso o el vilipendio. Lo secundan, entre otros, Alfredo Paz, Omar Lucero, Felipe Casañas (padre), Felipe Casañas (hijo), Orlando Camp, Yanet Moreno, Melchor Fonseca, José Pérez Julién, Osvaldo de Paula, Jorge Luis Pérez, Eusebio Preval y César Valdés, para confluir en un espacio común ensartado por anécdotas y entrevistas que revitalizan lo mismo felices que tristes pasajes en los que ellos afloran como protagonistas.

Pero no solo para desempolvar las más acuciosas memorias de estos hombres en el terreno, cuando el juego está en pleno apogeo, han sido compiladas por Fulgueiras estas averiguaciones que coloca ahora en bandeja de plata a los lectores. La esencia humana, y no pocos momentos del universo personal de esas figuras que nos las presentan en su más íntima convivencia, están también en estos textos a los que se ha sumado, junto a excelentes caricaturas, un elocuente testimonio gráfico que recoge imágenes en importantes momentos del juego, reforzadas con oportunas y simpáticas acotaciones.

"Está escrito con un estilo muy ameno —expresó su presentador, el colega suyo y nuestro Enrique Montesinos, presidente del Círculo especializado de Deportes de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC)—. Leerlo nos hace pasar un rato agradable y a la vez instructivo."

Tubal Páez, presidente de la UPEC, refirió la gracia, la ligereza y el humor presentes en el libro que abunda en un mundo poco conocido que forma parte de otro (la pelota) que sí lo es por los cubanos.

Un hilarante suceso intitulado La guerra de los árbitros, en el que refiere jocosas situaciones que vivió como reportero en el diario Vanguardia y otra, llamada Tremenda suspensión, fueron las crónicas elegidas por Fulgueiras para ilustrar algunos fragmentos del repertorio que dan cuerpo a esta entrega merecedora del Premio Memoria 2009, que otorga la Editorial homónima del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, cuyo sello lo rubrica.

 

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