Génesis de la pelota cubana

Urbano, el Guajiro de Catalina

JUAN VARELA PÉREZ
juan.pvp@granma.cip.cu

 Foto: José M. Correa Todavía hoy los aficionados veteranos recuerdan las líneas bajitas y fuertes, por el centro del terreno, que caracterizaron a Urbano González. Esa era la principal arma ofensiva de uno de los peloteros más queridos durante los 13 años que dedicó al béisbol revolucionario.

Participó con 23 años de edad, hace medio siglo, en la I Serie Nacional, disfrutó de un repleto Latinoamericano y del estimulante respaldo del Comandante en Jefe Fidel Castro a los protagonistas de aquel empeño.

Sin ser jonronero, ni archivar promedios astronómicos, al Guajiro de Catalina de Güines era difícil sorprenderlo con un lanzamiento malo, porque estudiaba a cada pitcher y conocía, por los movimientos, lo que le iba a tirar. Su average de por vida, cercano a los 290, lo colocó entre los imprescindibles, esos que jamás fueron a la banca.

Esta gloria deportiva, defensor de la intermedia en el equipo Industriales, manifestó a Granma su felicidad por el amor y cariño del pueblo. Esos sentimientos le acompañan desde su época de pelotero activo. Tanto en el Latinoamericano como en el resto de los estadios del país, Urbano devino ídolo, por su sencillez y disciplina.

¿Que necesita el béisbol de hoy?

Más inteligencia, que se defiendan los colores de cada equipo con pasión; disfrutar la victoria y sufrir la derrota, mayor "joseo" y agresividad y tener a varios como Víctor Mesa que transmitan a sus discípulos el estilo que aplaudían partidarios o no de su selección.

¿Con qué director se sintió mejor?

Ramón Carneado era punto y aparte. A su maestría y autoridad sumaba la exigencia, el trato afable, casi de un padre con sus peloteros, siempre atento a los problemas de cada uno.

¿El lanzador más difícil?

Cipriano Padrón, un zurdo pinareño, me dominaba fácilmente con una bola lenta que se le movía; por lo general lo reservaban para mí. En una ocasión, con las bases llenas, vino de relevo y me ponchó. Nunca lo olvidaré.

¿A cuál le conectaba mejor?

Al inmenso Manuel Alarcón no le daba respiro. Él me estudiaba, yo también a él y, después del primer lanzamiento, me imaginaba los siguientes.

¿Le gustaba batear en conteo?

Solo esperaba mi bola ideal. Ahora está de moda protestar los conteos del árbitro. Algo inútil, pues te desconcentra. Los grandes bateadores de la pelota revolucionaria jamás discutieron un strike. Antonio Muñoz, por ejemplo, sonreía porque era capaz de regalar dos y conectar con uno. Este no es el arbitraje de pasados años, pero no es elegante echarle el público encima.

¿Peloteros que más admiró?

Entre ellos a Pedro Chávez y Tony González. Este era un torpedero muy especial por la forma en que se desplazaba para ambos lados, el terreno que cubría y sus certeros tiros a primera saltando sobre el corredor. Su maestría me ayudó mucho a cubrir la segunda base.

¿Feliz después del retiro?

Totalmente. Uno debe asimilar cuando llega la hora de colgar el guante. Javier Méndez hizo muy bien, tomó la decisión cuando aún era estelar. Otros restaron brillo a sus carreras al continuar ya sin facultades.

Urbano estima que su aporte a la pelota revolucionaria es modesto, sin embargo, los aficionados de hoy deben conocer su participación en 13 series nacionales, cuatro campeonatos mundiales; cuatro juegos panamericanos y tres centroamericanos; tres torneos del Caribe, cinco juegos de las estrellas, Serie Especial de 1970 y cinco series de la amistad.

A los 72 años se siente afortunado por los trofeos, diplomas y otros reconocimientos, pero... "el mejor homenaje lo llevo dentro: el cariño del pueblo, de mis antiguos compañeros y los de hoy; mi lealtad a la Patria; estar en aquel primer desafío en el Latinoamericano; no haber sido expulsado nunca de un terreno ni abucheado y darlo todo por mi equipo y el de Cuba".

Una última consideración de Urbano: "En la pelota nuestra el talento existe, solo falta ajustar los mecanismos técnicos y organizativos; el desarrollo y las exigencias son otros y hay que adaptarse a esas realidades para no quedarse atrás".

 

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