"La Casa que más nos ha ayudado a descubrir América y las muchas
Américas que América contiene", fue el primero de los argumentos con
que ilustró el autor de El libro de los abrazos el particular
distingo con que se refirió a la institución fundada hace 52 años.
"Más de medio siglo ayudándonos a vernos con nuestros propios
ojos, desde abajo y desde adentro, y no con las miradas que desde
arriba y desde afuera nos han humillado desde siempre", subrayó el
orador al valorar la impronta de una institución hija de la
Revolución cubana.
"Gracias mil", fue la expresión con que reiteró su lealtad a ese
cálido hogar de la cultura latinoamericana que abre sus puertas
también a todas las latitudes del mundo, "por todo lo que ha hecho y
hace para la revelación de nuestras energías creadoras, mil veces
asesinadas y mil veces resucitadas" y por el "espacio de encuentro y
la caja de resonancia" que ha significado la Casa para "esas
porfiadas voces renacidas, que nos hablan desde el pasado más remoto
y desde el más cercano presente".
A la ceremonia de apertura del Premio asistieron Ricardo Alarcón
de Quesada, miembro del Buró Político y presidente de la Asamblea
Nacional del Poder Popular; Abel Prieto, ministro de Cultura;
Armando Hart Dávalos, miembro del Comité Central y director de la
Oficina del Programa Martiano; y Roberto Fernández Retamar,
presidente de la Casa.
El jurado, integrado por una veintena de prestigiosos
intelectuales latinoamericanos, caribeños y europeos, fue presentado
por Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias
de la institución.