Los
días de descanso y festividad pasaron, y los cubanos nos movemos
otra vez al ritmo de la cotidianeidad. Ya enero se acerca veloz a la
mitad del mes, y la gente retoma en serio sus obligaciones,
proyectos, expectativas y sueños¼ Es como
darle la cara a la realidad, ponerle el pecho a la vida y comenzar
otra vez un largo camino en el que se harán o no viables todas las
cosas por las que brindamos al recibir el año nuevo.
Por suerte, todavía se escucha en la radio esa canción de brindis
con que el talentoso Arnaldo Rodríguez (el del Talismán) unió los
minutos finales del 2011 y los primeros del 2012: "Por esta Isla,
corazón que te enamora/ pa’ su gente que no deja de luchar/ pa’ los
que van pa’lante y sin demora/ mucha suerte, salud y prosperidad"¼
¿Imagínense ustedes cuántas cosas caben en ese deseo? ¿Haría falta
más?
Y decimos que ese tema, escrito obviamente para despedir el año
viejo, deberíamos disfrutarlo un poco más, mientras el 2012 cabalga
a otras realizaciones. Dice Arnaldo, el cantante, "en esta orilla
quiero yo mi suerte echar"¼ Y para no
dejarnos duda de ese anhelo martiano, que es el que muchos
compartimos, nos propone situar cada cosa en su lugar: "¿Lo humano?
Pa’lante. ¿Lo malo? Pa’trás/ ¿El que trabaja? Pa’lante. ¿El haragán?
Pa’trás/ ¿Los amigos? Pa’lante. ¿La maldad? Pa’trás/ ¿La economía?
Pa’lante. ¿La corrupción? Pa’trás".
A ese ritmo rumbero y contagioso se mueve y transforma hoy la
realidad cubana. Una mezcla (o ajiaco, para decirlo más criollo) de
deseo, necesidad, rumbo y espiritualidad, en el que cada uno de
nosotros se aferra a su propio talismán: unos, a Cachita, la virgen
mambisa; algunos a Ifá, con sus predicciones; a muchos otros les
basta con la música; pero la gran mayoría tiene suficiente con la
cubanidad, esa palma real donde se cobijan todas las creencias y
virtudes, el pedigrí de un símbolo, y la singular historia de una
nación.
En el 2012, según recomendaciones de nuestros orishas
ancestrales, debemos —entre otras cosas— cuidarnos del estrés,
alejarnos de la vanidad y de la autosuficiencia, mantener unida a la
familia, evitar la discriminación social y racial, así como el
consumo de alcohol y drogas. Ifá, en la conocida Letra del Año,
también ha dicho a los cubanos que se debe reforzar la ética en el
tratamiento a las demás personas, que se debe tener sumo cuidado con
negocios ilícitos, estafas y robos; que se debe evitar el
despilfarro, que no debemos ser avariciosos y no dejar lo cierto por
lo dudoso.
No es casual que uno de los refranes del signo Ogbeché, por el
que se rige la Letra del Año en el 2012, dice: "el hombre moral, su
espíritu no muere"¼ Tomémoslo como un
mensaje y una apelación de nuestros ancestrales dioses africanos. Un
hombre moral es, por sobre todas las cosas, un hombre ético,
íntegro, leal, humano, laborioso¼ De esas
cualidades están hechos millones de cubanas y cubanos morales, con
los que este nuevo año cuenta para que el país siga adelante. Como
diría Arnaldo, se lo merecen esta Isla y este Pueblo¼
, "corazón que te enamora".