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Tiempos difíciles para el gobierno japonés

Poco efecto favorable para el primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, tuvieron los recientes cambios en su gabinete con vista a allanar el camino hacia conversaciones con la oposición sobre una reforma fiscal, advirtió Prensa Latina.

Un día después de esa reestructuración, realizada el pasado viernes, una encuesta de la agencia de noticias Kyodo reveló que el apoyo al jefe de gobierno se situó en 35,8 por ciento, superior solo en 0,1 a la tasa de principio de mes.

Contrario a la tendencia observada en años cuando esa medida elevó el mencionado indicador, Noda fracasó en su empeño de tratar de detener el decreciente respaldo a su gestión, cuatro meses después de asumir el cargo.

Todo ello a pesar de que separó de su equipo a los hasta entonces titulares de Defensa, Yasuo Ichikawa, y de Asuntos del Consumidor, Kenji Yamaoka, ambos censurados en la cámara alta el mes pasado. Esa decisión fue bien acogida por muchos. Otro dato más preocupante. El 79,5 por ciento de los japoneses rechaza el plan del primer ministro de duplicar el impuesto al consumo para 2015. EL alza se haría en dos etapas, al ocho por ciento en abril de 2014 y al 10 por ciento en octubre de 2015.

La reforma fiscal es necesaria ante el crecimiento del costo de la seguridad social en un país que envejece de manera acelerada.

Se estima que ello ayudará a Japón en su lucha por controlar la deuda pública, la peor entre las economías del mundo industrializado.

Esta realidad siempre preocupa, sobre todo después que la agencia calificadora Standard Poor's rebajó la nota crediticia de varios países de la Eurozona. El ministro de Finanzas Jun Azumi lanzó una advertencia clara este domingo. Noda lo hizo poco antes.

A menos que Japón muestre que estamos asegurando con rapidez las condiciones de estabilidad financiera y reconstruyendo las políticas fiscales, los próximos seremos nosotros, dijo Azumi.

Para el Gobierno todo es difícil. Por una parte, la mayoría de la población rechaza el referido aumento al entender que no se ha hecho lo suficiente para reducir los gastos innecesarios.

A lo que se suma la oposición, desde bien temprano contraria a esa propuesta.

El proyecto de Noda tuvo consecuencias negativas para su Partido Democrático de Japón (PDJ). Nueve legisladores de esa fuerza renunciaron a la organización a finales del mes pasado al protestar las políticas del primer ministro.

Sin olvidar que en el PDJ otros se oponen al incremento del impuesto, reconocido como carga adicional para los contribuyentes.

Ese plan se considera un riesgo potencial porque el tema figuró entre las causas de la dimisión de varios primeros ministros, sobre todo luego de que se elevó hasta el nivel actual, en 1997.

Como parte de la reciente reestructuración, el jefe de gobierno nombró al exsecretario general de su partido Katsuya Okada viceprimer ministro y titular de reforma administrativa.

De ese último se espera encabece las conversaciones sobre la citada reforma con la oposición, que controla la Cámara alta.

Mientras ese proceso comienza, cabe recordar la realidad del país, enfrentado al reto de la reconstrucción tras el terremoto y tsunami de marzo pasado, incluida la solución de la crisis nuclear que provocaron en la planta Fukushima-1.

Los desafíos deben vencerse en medio de una compleja situación económica internacional, en la que las malas noticias son frecuentes. Para Noda, el comienzo de año se presenta bien difícil.

 

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