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El vicepresidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, agradeció
la contribución de Cuba a la firma de los acuerdos de paz que
pusieron fin a la guerra en El Salvador en 1992.
Sánchez Cerén abordó el tema ante más de 250 mil
personas en un acto anoche por el vigésimo aniversario de esos
compromisos, suscritos el 16 de enero de ese año en el Castillo de
Chapultepec, en la capital de México.
Rendimos agradecimientos a la comunidad
internacional, a los gobiernos amigos, a Naciones Unidas, que
facilitaron llegar al Acuerdo de Paz, expresó.
Agradecemos al gobierno de Cuba por toda su labor
diplomática a favor de la paz realizada en el seno del Grupo de
Contadora, en las Naciones Unidas y en el movimiento de los países
no alineados, agregó.
El Vicepresidente y uno de los principales
dirigentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN) rindió homenaje también a los salvadoreños que contribuyeron
a alcanzar la paz.
Señaló en primer a Schafik Hándal, líder histórico
del FMLN, y a la comandante Mélida Anaya Montes, entre otros.
Rendimos homenaje a todos nuestros compañeros y
compañeras que ofrendaron su vida por liberar a nuestro pueblo, en
especial queremos reconocer a todas las madres salvadoreñas que
perdieron a sus hijos, manifestó.
A todas las víctimas del conflicto armado: civiles y
militares. A sus padres y a sus familias les reafirmamos nuestra
solicitud de perdón, agregó.
Sabemos el dolor que les causa recordar esta fecha,
siendo más grande aún el dolor de la madre y la familia de los
desaparecidos, señaló.
El Vicepresidente resaltó también el papel jugado
durante las negociaciones por el entonces arzobispo de San Salvador,
monseñor Arturo Rivera y Damas, y del representante del gobierno
Abelardo Torres.
El FMLN se honra en ser uno de los actores
principales de este acuerdo que cerró una de las fases más horrendas
de nuestra historia, causada por largos años de dictadura militar,
aseguró.
Apuntó que esos regímenes "fueron el instrumento de
la oligarquía salvadoreña para someter al pueblo y arrastrarlo a la
desigualdad, a la pobreza, a la marginación y al sufrimiento".
Añadió que los Acuerdos iniciaron una nueva época
llena de esperanza, comprometida en construir una sociedad
democrática, de convivencia pacífica y en paz, en la búsqueda de
alcanzar mayor justicia social".