El Festival del Habano además de constituir este sábado un
encuentro de expertos, significa cultura e historia, como lo
demuestra la iniciativa de dedicar su próxima edición, la número XIV,
a los 520 años del descubrimiento del tabaco.
Del 27 de febrero al 2 de marzo, la capital cubana acogerá a más
de mil personas de unos 60 países, sobre todo en el Palacio de las
Convenciones de esta ciudad y en los sitios de visitas como
plantaciones, fábricas y lugares de encuentro, reporta Prensa
Latina.
Tras esta reunión, ahora aparece una historia no por conocida
menos interesante, pues Rodrigo de Xerez y Luis de Torres fueron los
mejores hombres de Cristóbal Colón, toda una patente para la gran
aventura que además de llegar a América sería descubrir el tabaco.
Por ello los escogió el 2 de noviembre de 1492 para llevar las
cartas de presentación de los Reyes Católicos al emperador de estas
tierras, confundidos con China y el ansiado Cipango (Japón), el
objetivo del viaje, pero habían llegado a Cuba.
El 27 de octubre de ese propio año, la flota española había
tocado tierras de esta isla antillana; sin embargo, la primera
eventualidad la aportaron Xerez y Torres el 4 de noviembre cuando
dieron informes de lo que luego se llamara Tabaco.
Los emisarios de Colón vieron a los indígenas con unos tubos
hechos de hojas en los labios, en el cacicazgo taíno de Maniabón, en
la región oriental de la ínsula.
Sobre este hecho, el propio fray Bartolomé de las Casas dejaría
constancia escrita en su diario y a partir de él se acumularía una
serie de sucesos, hasta el punto de que el incipiente hábito de
fumar de Xerez le provocó cárcel en España.
Bautizada por los científicos como Nicotiana Tabacum, la palabra
con la cual los aborígenes cubanos la designaban era Cojiba, Cohoba,
o Cohiba.
Esta planta parece ser nativa de Sudamérica, de la familia de las
Solanáceas. A la llegada de los exploradores españoles los
aborígenes la cultivaban, por lo cual todos los indicadores conducen
a confirmar la paternidad cubana del tabaco.
Yerba anual pubescente, viscosa, de unos dos metros de altura,
poco ramificada o con un solo tallo, hojas oblongo-lanceoladas,
alternas, enteras y cuya variedad cubana se considera la superior en
el mundo: la havanensis "plus ultra" de la calidad.
También medicinal (purgante y antiparasitaria) constituye la
delicia de quienes la fumaron o la fuman, como el pirata Francis
Drake, y el corsario John Howkins; ellos convencieron a sus
seguidores, allá por el siglo XVI, de que era bueno realizar asaltos
"echando humo".
A la lista entonces, con el tiempo, se sumaron Federico el
Grande, de Rusia; Benito Juárez, Abraham Lincoln, Napoleón
Bonaparte, José Stalin, Ulises Grant y Theodoro Roosevelt.
Fueron también grandes fumadores de puros, Sigmund Freud, Orson
Welles, Ernesto Che Guevara o Winston Churchill, este último hasta
inspirador de una de las vitolas más voluminosas de las fabricadas
en Cuba.
Al tabaco le fue permitido el cultivo por Real Cédula del 20 de
octubre de 1614, y el monopolio de la hoja también surge por Real
Cédula el 18 de diciembre de 1740, carta que habilita la creación de
la Real Compañía de Comercio de La Habana.