Durante
tres años consecutivos en Cuba no se registra un solo caso de rabia
humana, padecimiento que es transmitido fundamentalmente por la
saliva o la baba de animales rabiosos como el perro, la mangosta y
los murciélagos, que son los principales reservorios de esta
enfermedad.
Sin embargo, según información ofrecida por el doctor Raúl Cruz
de la Paz, jefe nacional del Programa de Zoonosis, las autoridades
sanitarias mantienen una sistemática vigilancia epidemiológica y
acciones de prevención, atendiendo a que cada año alrededor de 30
000 personas son mordidas por animales, un 90 % por los perros con
dueños.
Valoró el especialista que la cifra de lesiones continúa siendo
elevada, lo que constituye siempre un riesgo de contraer la
enfermedad. Por ello hizo un llamado a mantener a "estos fieles
amigos del hombre" bajo control dentro de la vivienda e inmunizados
con la vacuna antirrábica.
Para este 2012 el gobierno adquirió, a un alto costo, más de un
millón de dosis de esa vacuna, que en su totalidad se encuentra en
el país, para ser administrada de forma gratuita por el sector de
Salud a todos los perros con dueño, con el apoyo de los servicios de
Veterinaria y de la población en general.
El pasado año se realizaron también importantes acciones para el
enfrentamiento de otras enfermedades zoonóticas como la
leptospirosis, lo que posibilitó mantener bajas tasas de morbilidad
(frecuencia). A ello contribuyó el mejoramiento de condiciones
ambientales, el control de roedores y la inmunización a más de un
millón de personas, consideradas con algún riesgo real o potencial
de contraer la enfermedad, con la vacuna contra la leptospirosis
producida por el Instituto Finlay.
La inmunización, con una eficacia de un 78 %, "no constituye un
salvoconducto por sí misma", precisó el especialista, por lo que
resulta esencial que las personas más expuestas al riesgo de la
infección utilicen medios de protección como botas y guantes,
mantengan la higiene personal y ambiental y tengan como hábito
lavarse las manos antes de ingerir alimentos.
En nuestro medio el contagio lo originan las ratas, los cerdos,
el ganado bovino y los perros, principalmente, cuando se produce el
contacto humano con agua, suelo húmedo, vegetación y alimentos
contaminados con orina de esos animales infectados con leptospira.
Debe sospecharse el padecimiento ante la presencia de fiebre,
escalofríos, dolor de cabeza, gran sensibilidad muscular, en
especial de miembros inferiores. En su forma más grave se manifiesta
igualmente con hemorragia cutánea, insuficiencia renal, meningitis y
coloración amarilla de piel y mucosa (ictericia).