El ejército pakistaní destruirá a cohetazos el edificio donde se
escondió Osama bin Laden hasta su asesinato el 2 de mayo del pasado
año por un comando norteamericano, dio a conocer Prensa Latina.
Medios de prensa locales refieren hoy que la operación se
ejecutará en un día aún no precisado del próximo mes y será
televisada a todo el país.
Los jefes militares tienen planeado lanzar cohetes sobre la
mansión que, junto a tres esposas y una decena de menores, varios de
ellos hijos suyos, ocupó el extinto jefe de Al Qaeda en la
ciudad-guarnición de Abbottabad, a solo unos 30 kilómetros de la
capital.
Lo golpearemos como si fuera un fuerte enemigo, dijo a un diario
extranjero el ministro del Interior, Rehman Malik.
Después de bombardeado, el recinto amurallado será demolido hasta
sus cimientos mediante el uso de buldóceres para evitar que se
convierta en un santuario adonde acudan en peregrinación los
seguidores de Bin Laden, periodistas, historiadores o simples
curiosos.
Tenemos que borrar de nuestro país todo lo que esté relacionado
con Bin Laden, señaló Malik.
De acuerdo con un vocero militar, la destrucción del inmueble
será todo un espectáculo al que serán invitados funcionarios
estadounidenses y europeos.
La inconsulta operación del Pentágono en mayo contra el escondite
del jefe de Al Qaeda, empero, marcó un punto de inflexión en las
relaciones entre Islamabad y Washington, pues tanto el gobierno
pakistaní como los miembros del Ejército y la ciudadanía en general
la consideraron una flagrante violación a la soberanía nacional.
Por añadidura, altos funcionarios civiles y militares
estadounidenses acusaron a Pakistán de tener conocimiento de la
presencia de Bin Laden en Abbottabad, donde radica la principal
academia militar del país.
Después del 2 de mayo del 2011 los vínculos entre ambos países se
han ido deteriorando y experimentan por estos días su mayor grado de
tensión a causa de la muerte de 24 soldados pakistaníes en la
frontera con Afganistán, bajo la metralla de aeronaves de la OTAN,
el pasado 26 de noviembre.
En respuesta, Pakistán cerró los pasos a través de los cuales
fluyen los suministros para las tropas de la alianza atlántica
acantonadas en la vecina nación y exigió a Estados Unidos abandonar
la base de Shamsi, en el suroeste de la provincia de Baluchistán,
desde donde operaba sus aviones teledirigidos.
Pese al anunciado espectáculo frente al escondite de Bin Laden,
el escenario de las relaciones bilaterales parece reservar emociones
más fuertes, pues ayer miércoles, también inconsultamente, los
drones estadounidenses volvieron a disparar sus misiles sobre un
supuesto objetivo talibán en tierras pakistaníes.