Unas 50 personas fueron acusadas por autoridades de Estados
Unidos de conspiración para cometer fraude por la venta de
documentos de puertorriqueños a inmigrantes ilegales en 15 estados
norteamericanos.
La fiscal federal para el Distrito de Puerto Rico, Rosa Emilia
Rodríguez, anunció que 13 de los implicados tenían residencia en el
municipio puertorriqueño de Caguas.
Rodríguez ofreció desde Washington una conferencia telefónica
junto al fiscal general adjunto Lanny A. Breuer, de la División
Criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos; y el
director de Inmigración y Aduanas (ICE), John Morton, entre otros
altos cargos estadounidenses.
Los arrestados fueron acusados de conspirar para vender
identidades de personas nacidas en Puerto Rico a extranjeros
radicados ilegalmente en la nación norteña.
Los puertorriqueños son ciudadanos de Estados Unidos desde 1917,
cuando se les impuso mediante la Ley Jones para ser reclutados para
la Primera Guerra Mundial.
Los proveedores de identidad presuntamente vendieron tarjetas de
seguro social y los correspondientes certificados de nacimiento de
puertorriqueños por precios que fluctuaron entre 700 y dos mil 500
dólares.
De este modo, los extranjeros ilegales pudieron, incluso, hasta
obtener pasaportes de Estados Unidos, por lo que en la operación
también intervino el Servicio de Seguridad Diplomática del
Departamento de Estado, según indicó en la conferencia de prensa su
director, Scott P. Bultrowicz.
Un gran jurado federal emitió las acusaciones el pasado 29 de
diciembre, pero no se conocieron hasta hoy, cuando se realizaron los
arrestos en Puerto Rico y varias ciudades de 15 estados
norteamericanos.
La acusación formal revelada hoy alega que los acusados operaron
un extenso mercado de identidad fraudulenta desde abril de 2009 a
diciembre de 2011, manifestó Breuer.
El fiscal general adjunto aseguró que el negocio ilícito de venta
de documentos emitidos por el Gobierno de Puerto Rico, desde
certificados de nacimiento hasta tarjetas electorales, incluyó la
participación de personas en la isla y en Estados Unidos, muchas de
ellas de origen dominicano.
Morton indicó, por su parte, que los arrestos reflejan que el ICE
será implacable para desmantelar las redes nacionales de contrabando
de documentos y de identidades, ya que la conspiración llevada a
efecto por los implicados socava la integridad de nuestro sistema de
inmigración nacional.
La actividad fraudulenta se logró destapar mediante la
utilización de agentes encubiertos que detectaron irregularidades en
el recogido de documentos en oficinas de correos de Estados Unidos.
De ser encontrados culpables, los imputados se exponen a una
sentencia máxima de 15 años de prisión y una multa de 250 mil
dólares, así como la confiscación de bienes personales, señaló
Prensa Latina.