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Demócratas exultantes por factible victoria de Obama en noviembre

Asesores de Barack Obama se muestran hoy confiados en que el presidente demócrata será reelegido en noviembre venidero, sobre todo -alegan- porque los republicanos carecen de propuestas convincentes ante los votantes de Estados Unidos, reportó Prensa Latina.

Es una victoria cantada de antemano. Mitt Romney -más probable nominado- tiene quijada de cristal. Perdió en 1994 frente a un demócrata, y también en 2008 incluso antes de tener la oportunidad de competir con uno, comentó David Axelrod, consejero de Obama.

Se trata de una competencia con final anticipado. No importa si es Romney o cualquier otro, el oponente de Obama será siempre el candidato republicano menos elegible, opinó Geoff Garin, otro analista demócrata que trabaja para la firma Priorities USA.

Axelrod y Garin consideran que la actual campaña republicana, repleta de intercambios de críticas y acusaciones entre los aspirantes presidenciales, está jugando principalmente a favor de la reelección del jefe de Estado en los comicios de otoño.

En próximos meses usaremos los mismos anuncios que hoy transmite Newt Gingrich en contra de Romney, o viceversa. Y también los de Ron Paul sobre Rick Santorum, y al revés. Esto, en resumen, es una gran fiesta para Obama, subrayó el experto electoral demócrata Brad Woodhouse.

Una encuesta de la agencia Edison Media Research, citada por la cadena CBS News, pone en duda incluso la nominación del exgobernador de Massachusetts en la Convención Nacional Republicana a finales de agosto.

El sondeo abarcó a dos mil 760 votantes y encontró que la mayoría de los independientes no lo respalda, los del Tea Party no lo soportan (apoyan a Gingrich), los electores de clase media no se identifican con él, y para los indecisos Romney es la penúltima opción.

Un hecho es que Romney tiene demasiados puntos flacos ante la influyente comunidad conservadora: profesa la -vista como extraña- religión mormona, su padre nació en Chihuahua, México, y su mayor éxito gerencial fueron las Olimpiadas de Invierno de 2002.

En opinión de muchos estadounidenses, al político de 65 años lo persigue el halo del fracaso. En 1994 perdió unas elecciones en Massachusetts frente al senador Edward M. Kennedy, pese a que muchas encuestas lo señalaban como el predilecto de las urnas.

Cuando los comicios presidenciales de 2008, ganados por Obama, Romney mantenía según sondeos más atracción de simpatía de los votantes republicanos que su rival John McCain, quien finalmente fue el nominado oficial del llamado Viejo Gran Partido.

Luego de triunfar en Iowa y New Hampshire, el millonario magnate de la empresa Bain Capital dirige ahora sus apuestas hacia las primarias de South Carolina, donde por primera vez en esta contienda se manifestará el ortodoxo electorado sureño.

Estadísticas históricas demuestran que para los votantes del sur estadounidense los intentos de moderación de Romney pueden ser entendidos como una debilidad política, y su tendencia al centrismo castigada en las boletas el próximo 21 de enero.

Las más recientes encuestas ofrecen vaticinios disímiles, aunque mayores oportunidades para el exlíder parlamentario Gingrich y el tejano Rick Perry. Este último se juega el todo por el todo. Otro mal resultado significará el adiós para el llamado clon de George W. Bush.

 

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