La meteorología cubana perdió recientemente a una de sus figuras
más queridas y emblemáticas de las últimas cinco décadas, Rolando
Martínez Cantero, quien después de jubilado en el 2001 nunca dejó de
frecuentar su "otra casa" de la loma de Casablanca, sobre todo
cuando algún ciclón rondaba de manera amenazante los contornos del
archipiélago cubano.
Nació en Cienfuegos el 22 de junio de 1926. Sobresalió por su
sagacidad para el análisis y la interpretación de los datos
referidos al comportamiento de las condiciones sinópticas, y el
olfato natural que mostró a la hora de captar cualquier indicio que
significara un probable cambio en el pronóstico inicial de una
situación determinada.
Miembro de Honor de la Sociedad Meteorológica de Cuba (SOMETCUBA),
en el 2005 Rolando Martínez mereció el Premio Nacional de
Meteorología. A pesar de su edad, supo asimilar las nuevas
tecnologías y aplicarlas. Dada su experiencia y ojo clínico para
rastrear tormentas tropicales y huracanes, cada opinión suya era
escuchada con sumo respeto.
Maestro de varias generaciones de especialistas, será recordado
por su entrega y modestia, por haber estimulado el desarrollo de la
meteorología cubana, y la labor de incontables aficionados a la
ciencia del estado del tiempo.