Al margen de las estadísticas, el entorno social y económico
actual confirma a punta de pupila la ascendente transformación que
ha registrado El Gigante Asiático en los últimos tiempos, sobre todo
desde que echó a andar el proceso de reforma y de apertura, a
finales de los años setenta, concretamente en 1978, del pasado
siglo, bajo la dirección del Partido Comunista allí.
Concebidas y aplicadas con gran cuidado, siempre en
correspondencia con las características de esa nación, las medidas
siguen delineando un avance que hoy se expresa en términos de
Producto Interno Bruto (segunda economía a escala mundial), pero
también en el progresivo mejoramiento de los niveles y calidad de
vida, como asunto al que se le presta especial interés.
Más allá de Beijing, la capital, o de ciudades con un esplendor
económico, urbanístico, comercial y financiero (Shanghai, Hong Kong,
Guangzhou, Shenzhen, Tianjin¼ ) China
amanece y se acuesta con renovados signos, sobre la base de una
incesante actividad constructiva a prueba de la luz del día, e
incluso de la noche, que aprovecha desde los más reducidos o
céntricos espacios de las grandes urbes, hasta las áreas periféricas
y rurales, para situar al trabajo entre los soportes del empeño
transformador.
Zonas de desarrollo, como la de Pudong, en Shanghai, muy poco
recuerdan el discreto uso que ayer tuvieron parte de esas tierras en
la agricultura y nada tienen que envidiarles hoy a las más prósperas
ciudades del mundo en infraestructura vial, residencial, transporte,
nuevas tecnologías o comunicaciones, al tiempo que devienen muestra
del ritmo que la máxima dirección del país pretende extender, para
lograr un de-sarrollo interno más justo y equilibrado en toda la
nación y superar problemas que, efectivamente, aún subsisten.
El mejor latido acerca de la realidad china, sin embargo, palpita
a ras de semblante humano.
Siete "breves" días de intenso recorrido por un país tan grande,
dejan, en cambio, una sensación de tranquilidad o de bienestar
(notable a flor de rostro) que armoniza con otros detalles como el
buen vestir, amplio despliegue del uso de la telefonía celular,
modernísimas y atractivas formas para la promoción y la propaganda,
florecimiento de redes comerciales, ausencia de indicios de
violencia¼
Pero en medio de tan cambiante realidad, llama también la
atención el sello de Presente que China le sigue imprimiendo a su
historia y a su milenaria cultura, a pesar de nocivas influencias
externas en el plano ideológico.
Diseminada por su vasta geografía, la red de museos, monumentos e
instituciones históricas y culturales no solo constituyen fuente
viva de contacto y aprendizaje, sino también interesante expresión
de cómo se pueden emplear las más avanzadas tecnologías de la
información visual y del arte a favor del conocimiento y de los
valores, en particular de las nuevas generaciones, para las cuales,
por cierto, el país reserva especial atención.
Exquisitas, la pintura, la fotografía o la escultura hallan
aprehensivo complemento allí en la reproducción tridimensional de
imágenes "reales" en movimiento, que rememoran sucesos y momentos de
gran trascendencia, mediante una factura tan sugerente y atractiva,
a través de un cristal, que parecen estar ocurriendo en el instante.
Detrás de todo ello, del auge tecnológico, constructivo e
industrial, de la prominente presencia china en el comercio
internacional, de la defensa de su economía y del salto que se
pretende dar en el uso de las potencialidades internas para mayor
bienestar social, está la capacidad de adecuar con audaz acierto a
las condiciones del país alternativas que aprovechan en alto grado
el poder de la inteligencia humana, el valor del trabajo, las
ilimitadas posibilidades de las fuerzas productivas y el buen uso de
los recursos naturales y materiales.
Y en ese contexto, siguen acentuándose las coincidencias, la
amistad y la cooperación con Cuba, sobre la base de sentimientos de
simpatía, respeto e identificación de puntos comunes, tal y como
opinaron directivos de medios de prensa y representantes del Partido
y del Gobierno chinos a distintos niveles, al intercambiar
recientemente con miembros de la Unión de Periodistas de Cuba, en
visita a esa nación.