No
fueron los exquisitos detalles que regala siempre la Editorial Gente
Nueva a cada faena que emprende ni la posible sugestión de la
belleza del recinto donde tuvo lugar la presentación del libro. Ni
siquiera el seductor argumento de En busca del Simurg, de
Adrián de Souza Hernández, fue el causante de la magia disipada en
la gala donde consiguieron los niños, con su interés por la lectura
y el diálogo con el autor, convertirse en protagonistas
indiscutibles de una tarde novelada.
El Museo Servando Cabrera Moreno, en los últimos días del año que
se despidió, cobijó la introducción de este título que no solo
estrena a su autor en el mundo de la literatura infantil, sino que
el libro mismo abre también el catálogo de presentaciones de esta
prestigiosa editorial que pronto arribará a sus nueve lustros de
feliz existencia.
La pionera Karla Santana, fiel lectora de Gente Nueva y seguidora
de las obras de Enrique Pérez Díaz, director de la institución,
abrió la velada comentando el título en cuestión, y sin adelantar al
auditorio todo lo bueno que en él podrían hallar los lectores, les
dejó a todos, pero principalmente a los pioneros, el sabor dulce del
misterio, y con él, esa energía necesaria para que se produzca el
milagro de la lectura.
Como Akín, el joven de la historia, que decide, a instancias de
las leyendas que ha escuchado desde la infancia, acometer un viaje
para encontrar al Simurg —ave que jamás ha sido vista—, emprendieron
una travesía a fondo y con rumbo al espíritu, si se tienen en cuenta
como tal las interrogantes con las que indujeron al autor de la
trilogía Ifá, santa palabra a hacer gala de esa sensibilidad
a la que nos tienen acostumbrados con su literatura precedente.
Una constante búsqueda interior presupone el encuentro de Akín
con las aves otras que halla a su paso y a su vez el de los lectores
con la narración que con inteligente amenidad involucra y convida a
seguirla.
¿Por qué a los escritores les gusta tanto escribir libros? ¿Qué
lo inspiró a hacer El Simurg? ¿Cuál es su ave favorita? ¿Cómo se
imaginó al pájaro?, fueron algunas de las preguntas respondidas con
todo gusto por De Souza a aquellos a quienes piensa dedicar a partir
de ahora su escritura, tal vez sin percibir, embargado por la
emoción de la respuesta, que el difícil pero inevitable viaje hacia
adentro del propio ser humano al que convoca con esta juiciosa
entrega ya ha dado sus primeros certeros pasos.