Una multitud de personas colmó hoy la ciudad de al-Qurieh, en la
norteña provincia siria de Deir Ezzor, para expresar su respaldo a
la unidad nacional y la soberanía del país, informó Prensa Latina.
La víspera en la ciudad de Deir Ezzor y en Homs también se
registraron concentraciones de apoyo al programa de reformas
integrales que impulsa el presidente Bashar al-Assad y de rechazo a
la interferencia extranjera en los asuntos internos del país.
La televisión sirio difundió imágenes de las demostraciones en la
plaza al-Basel, en el centro de Deir Ezzor, y en en el poblado de
al-Kabo, provincia de Homs, a las que acudieron millares de personas
con banderas y fotos del presidente al-Assad para condenar los actos
de grupos armados terroristas y la campaña mediática anti-siria.
Estas manifestaciones por la unidad nacional tienen lugar cuando
adversarios de Siria en el extranjero llaman a la guerra sectarista
y a romper la armonía religiosa característica en el país donde
existen varias vertientes del islam y del cristianismo.
Omar Bakri Mohammed Fostoq, un vocero del salafismo -tendencia
fundamentalista radical del islamismo- llamo a los sunitas en Siria
y de la región a desatar una jihad (rebelión) contra el gobierno
sirio y acusó de infiel al Gran Muftí de Siria, Ahmad Badruddin
Hassoun .
Fostoq, quien reside en el Líbano, dijo al diario saudita Asharq
al-Awsat que no habría salvación para los sunitas en Siria a no ser
por una 'jihad por Alá' para derrocar al gobierno de al-Assad.
La incitación sectarista entre el pueblo sirio es uno de los
objetivos de la actual campaña anti-siria que financian las
monarquías absolutas sunitas de Catar y Arabia Saudita, con apoyo
del resto de los Estados del Golfo, acorde con criterios
convergentes.
En la provincia de Homs han tenido lugar incidentes de violencia
sectarista por parte de bandas sunitas descritas por las autoridades
como "extremistas", entre ellos ataques a iglesias y ciudadsnos de
confesión cristiana o el secuestro y violación de musulmanes de la
escuela alauita.
Con esos llamados sectaristas pretenden romper la armonía
religiosa en el país a la que se ha acostumbrado el pueblo sirio,
señaló en un editorial el diario sirio Al-Watan (La Nación).
El cotidiano, de propiedad privada, sostiene que las huellas de
la red Al-Qaeda y de la Hermandad Musulmana son claras en los
atentados terroristas del viernes 23 en Damasco, que dejaron 44
muertos y 166 heridos.
Como de costumbre la Hermandad Musulmana no protege civiles, pero
los convierte en chivos expiatorios y en escudos humanos, denuncia
el diario, que por sus posiciones en defensa de la unidad nacional y
de la soberanía de Siria fue sancionado por la Unión Europea, junto
al canal Addounia y la agencia de noticias Cham Press.
Aproximadamente el 60 por ciento de la población siria sigue la
vertiente sunita del Islam, el resto se divide entre chiítas,
alauitas, cristianos y drusos, que hasta ahora han convivido en
concordia religiosa incluso con una pequeña comunidad de unos dos
mil judíos residentes en este país árabe.
Uno de los postulados de la campaña contra el gobierno subraya
que al-Assad dirige un régimen alauita, a pesar de que, aunque el
presidente proviene de esa comunidad, la mayoría de su gobierno es
de la escuela de pensamiento sunita.
Los miembros de esa mayoría integran el grueso del sector
económico y comercial del país, que se ha visto beneficiado por las
reformas de apertura emprendidas por el gobierno en los últimos
siete años, y estos prefieren la actual armonía religiosa, según
personas de fe sunita consultadas por Prensa Latina.
El salafismo, temido en Occidente aunque utilizado por sus
centros de poder para apoyar sus fines en el Oriente Medio, es un
movimiento sunita radical que reivindica el retorno a los orígenes
del islam, fundado en el Corán y la Sunna.
Actualmente, el término designa un movimiento fundamentalista
influenciado por corrientes tradicionalistas y jihadistas. Todas
estas corrientes afirman constituir la continuación del Islam
primitivo.