Naciones Unidas reafirmó que la utilización, reclutamiento,
financiación y entrenamiento de mercenarios infringen los propósitos
y principios consagrados en la Carta de la organización mundial.
También pidió a los Estados que vigilen a las empresas privadas
de servicios de asesoramiento y de seguridad militares y les
prohíban intervenir en conflictos armados o acciones encaminadas a
desestabilizar regímenes constitucionales, advirtió Prensa Latina.
Esa postura aparece en una resolución aprobada la víspera por la
Asamblea General bajo el título Utilización de mercenarios como
medio de violar los derechos humanos y obstaculizar el ejercicio del
derecho de los pueblos a la libre determinación.
El texto recibió 130 votos a favor, 53 en contra y seis
abstenciones.
Excepto Azerbaiyán y Rusia, que sufragaron de manera positiva, y
Suiza, que se abstuvo, los restantes países de Europa rechazaron el
documento, entre ellos Francia y Gran Bretaña, más Estados Unidos,
miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Por el contrario, la casi totalidad de América Latina y el Caribe
apoyaron la resolución, salvo Chile, México y Colombia que se
abstuvieron.
La resolución alerta que los conflictos armados, el terrorismo,
el tráfico de armas y las operaciones encubiertas de terceras
potencias fomentan la demanda de mercenarios en el mercado mundial.
Asimismo expresa preocupación por los efectos de las actividades
de las compañías militares y de seguridad privadas en el disfrute de
los derechos humanos, en particular cuando operan en situaciones de
conflicto armado.
Al respecto, la Asamblea General indica que rara vez se exige a
esas empresas y a su personal que rindan cuentas por violaciones de
los derechos humanos.
Por esa razón, solicita que los Estados adopten providencias
legislativas para impedir que su territorio y su nacionales sean
utilizados para reclutar, concentrar, financiar, entrenar, proteger
o de tránsito de mercenarios.
Más adelante, reclama la regulación de los registros y concesión
de licencias a esas empresas privadas militares de seguridad para
garantizar que sus servicios no violen los derechos humanos ni
obstaculicen su ejercicio en el país receptor.
Exhorta a investigar la posible participación de mercenarios
cuando y dondequiera se produzcan actos criminales de índole
terrorista y a enjuiciar o extraditar a los responsables de
conformidad con las leyes nacionales y los tratados pertinentes.
El texto condena cualquier forma de impunidad para quienes
perpetran actividades mercenarias y a los responsables de su
utilización, reclutamiento, financiación y entrenamiento.