HOLGUÍN.—
Las violaciones cometidas en el proceso de explotación de la cantera
de Sao Arriba, próxima a la capital provincial, motivaron en octubre
la actuación de los inspectores ambientales, quienes impusieron
multas severas a entidades estatales, entre ellas, la Empresa
Constructora de Obras de Arquitectura No. 19.
Los transgresores, a espaldas de la entidad concesionaria —la
Empresa Constructora de Obras de Ingeniería No. 17—, desbrozaron
arbitrariamente el componente vegetal del ecosistema, no controlaron
la emisión de polvo a la atmósfera y dañaron parte del paisaje
aledaño a la carretera que conduce a Guardalavaca y otros sitios de
importancia turística.
Junto con la multa, a los infractores se les aplicó "la
obligación de hacer"; o sea, emprender acciones de restablecimiento,
refiere Ruberdanis Tamayo Portales, al frente de una unidad que vela
por la protección del entorno y el uso sostenible de los recursos,
perteneciente a la Delegación Territorial de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente (CITMA).
El joven ingeniero industrial acota que la actividad regulatoria
impone la alerta constante. "Días atrás nuestros inspectores también
multaron a la Empresa Constructora de Obras del Poder Popular del
municipio de Moa, que explota un molino de áridos sin licencia
ambiental, la cual podrá recibir cuando la Oficina de Recursos
Mineros la haga concesionaria del sitio, ubicado en las márgenes del
río Cayo Guam, en el área protegida Reserva de la Biosfera Cuchillas
del Toa.
"Les advertimos que con la autorización correspondiente,
únicamente pueden procesar las piedras acumuladas después de las
crecidas, porque resulta bueno para el cauce de dos meandros
próximos a la instalación. No hacerlo de esa forma cíclica, dañaría
las orillas del río y pondría en peligro el ecosistema."
Desde que comenzó el 2011, el CITMA en Holguín modificó el modo
de enfrentamiento, revela el especialista. Es decir, las
verificaciones tienen como centro las estructuras provinciales, para
que exijan a las entidades municipales bajo su responsabilidad la
obligación de informar sobre las transgresiones, las sanciones
recibidas y las medidas dirigidas a eliminar los daños, porque los
hechos confirman la perjudicial costumbre de ocultar al nivel
superior los resultados de las comprobaciones.
"No pocas veces los responsables de las empresas y centros de
trabajo prefieren que se les impongan las multas si no son
cuantiosas, porque es como si ahí muriera el asunto, entre otras
cosas, porque nosotros tampoco hacíamos fluir los casos hacia las
instancias superiores, situación que ahora logramos modificar."
Entre las acciones emprendidas bajo esos conceptos, están las 189
Inspecciones Ambientales Estatales realizadas en el 2011 al amparo
de la Ley 81 del Medio Ambiente. El saldo fue de más de 90 sanciones
en general.
Para hacer cumplir las regulaciones, no es posible permanecer
ajenos a la estrategia ambiental elaborada para el territorio,
valora Tamayo Portales, conocedor al detalle de los principales
problemas a enfrentar, entre ellos, la degradación de los suelos,
pérdida de la biodiversidad biológica, contaminación (por residuales
sólidos y líquidos, emanaciones de gases a la atmósfera, desechos
peligrosos, etc.), impactos del cambio climático en la franja
costera y daños a los bosques.
Con respecto al agua, dice que a la par de asegurar la
disponibilidad, hay que insistir en preservar la calidad y frenar
actos mal calculados, como ocurrió al proyectar el asentamiento de
Arroyo Seco, donde la laguna de oxidación tenía una vía de drenaje
hacia un riachuelo tributario de una presa de reciente construcción.
"Nuestra actividad reguladora sería incompleta sin el plan de
Educación Ambiental, mediante el cual enseñamos a las personas a
evaluar las consecuencias de sus acciones donde trabajan y residen",
concluyó.