Pese a tentativas de desalojo, los indignados británicos que se
oponen a la avaricia bancaria y a los recortes presupuestarios,
sobrepasaron este viernes los dos meses de protestas a los pies de
la catedral londinense de San Pablo.
El movimiento "Occupy LSX" (Ocupa la Bolsa de Londres), inspirado
en sus pares de Madrid y Wall Street, acogió la víspera al activista
social y religioso Jesse Jackson, en la conmemoración del segundo
mes de manifestaciones contra la voracidad del sistema financiero
internacional, reporta Prensa Latina.
Ante unas 300 personas, Jackson legitimó al movimiento
contestatario como descendiente directo de las luchas de
participación de masas al estilo de las libradas por grandes líderes
del siglo XX como el hindú Mahatma Gandhi, el estadounidense Martin
Luther King o el surafricano Nelson Mandela.
Todos esos movimientos son exaltados ahora, pero en su momento
fueron rechazados como ocupantes, manifestantes, llamados radicales
y terroristas por los gobiernos, recordó el líder religioso.
La causa de los indignados es justa: es una causa moral que no
debería ser descartada, sino escuchada, afirmó Jackson frente a la
iglesia anglicana de San Pablo, cuya actuación ante el campamento de
protesta resulta cada vez más ambigua.
Inicialmente, la emblemática parroquia protestante apoyó la
demanda de desalojo forzoso de las autoridades municipales de la
City financiera y aunque después retiró tal petición, recientemente
puso vallas de contención al pie de las escalinatas del templo.
No obstante, Jackson, quien marchara al comienzo de su carrera
como activista de derechos civiles junto a Luther King, exhortó a
los inconformes acampados desde el 15 de octubre a proseguir la
lucha en espera de que el Gobierno escuche los reclamos de justicia
social.
Asimismo Jackson criticó el modo en que los bancos fueron
rescatados por los Estados, mientras la gente común quedó fuera y
relegada a un segundo plano.
Ser manifestante se cataloga como un delito, sin embargo, ni un
solo banquero ha ido a la cárcel por sus crímenes: la corrupción y
la codicia que llevaron a la economía mundial al borde del colapso,
denunció.
Además de la plaza de San Pablo, en pleno centro financiero de la
capital británica, Occupy LSX mantiene campamentos de protesta
contra el sector crediticio y las drásticas reducciones de los
fondos públicos en Finsbury Square, en el norte de Londres.
El movimiento pasó a la ofensiva en noviembre con la llamada ola
de embargos públicos, en la cual se enmarca la ocupación del
inmueble bancario de UBS y la incursión a la sede de la compañía
minera global Xstrata, para reutilizar locales desaprovechados por
gigantes financieros, en favor de proyectos sociales.