¿Alguien sabe dónde encontrar otro planeta Tierra?

Vicent Boix

Ya lo avanzaron las novelas y las películas de ciencia ficción. Repelentes extraterrestres con cuerpos desproporcionados que, gracias a un desarrollo tecnológico superior al del humano, invadían el planeta doblegando a los seres vivos con el único objetivo de expoliar los recursos y poder subsistir. La realidad, en verdad no dista tanto de la ficción, aunque los invasores no son precisamente grotescos siderales cobijados en grandes OVNI’s que viajan por constelaciones a la velocidad de la luz. De hecho, no hay ni que salir de la Tierra. Cierta elite de seres humanos, desde hace siglos invade y aplasta a otros más indefensos con el propósito "marciano" de robar sus recursos naturales y perpetuar su nivel de vida.

Es más cómodo mirar a otro lado, despreocuparse y pensar que la humanidad, con su raciocinio innato, acabará encontrando la solución a los problemas ambientales. Pero lo cierto es que la Tierra ya hubiera colapsado si todas las personas del planeta consumieran recursos al ritmo que lo hacen los países con ingresos más altos. Esto aún no ha sucedido de forma irreversible y grave, porque el aparente equilibro ambiental se sustenta en un injusto desequilibrio social: una minoría económicamente más avanzada consume los recursos de la mayoría.

Esta es la conclusión tras ojear informes de la Global Footprint Network, organización que desde hace años se encarga de medir el impacto del ser humano en el medio ambiente. Lo hace elaborando un indicador denominado "huella ecológica", que se expresa como la superficie necesaria para producir los recursos naturales consumidos por una persona. Aun tratándose de un indicador limitado, proporciona datos bastante elocuentes sobre la realidad ecológica a nivel nacional, regional o mundial.

Según un estudio publicado en el 2010, la "huella ecológica" global era de 2,7 hectáreas por habitante. Por el contrario, la "biocapacidad" (recursos reales disponibles en el planeta por superficie y ciudadano) fue calculada en 1,8 hectáreas por persona. Es decir, de media, el ser humano está consumiendo una hectárea más de recursos de los realmente disponibles, lo que se traduce en una sobreexplotación del planeta que puede tener consecuencias drásticas.

Lo curioso y triste a la vez, es que el 15 % de la población, situada en naciones con ingresos altos, en conjunto consume 6,1 hectáreas por habitante, cuando su "biocapacidad" es de la mitad. Si este patrón se repitiera a nivel mundial, sería perentorio conquistar otro planeta idéntico a la Tierra para poder expoliar sus recursos y mantener el ritmo de vida occidental. Por el contrario, la "huella ecológica" del 85 % restante es prácticamente idéntica a su "biocapacidad", o sea, la gran mayoría del planeta vive sostenible y respetuosamente con el medio ambiente. Solo un 15 % desequilibra la balanza, que mínimamente equilibra gracias al consumo de recursos ajenos.

La "huella ecológica" de un ciudadano de un país con ingresos medios o bajos es de dos hectáreas, que resulta ser cuatro veces menor que la estadounidense, cinco veces más pequeña que la de un qatarí y dos veces y media inferior a la de un ciudadano español, que necesitaría tres "españas" y media para poder satisfacer sus necesidades.

Según el Global Footprint Network, el pasado 27 de septiembre el planeta entró en déficit ecológico. Los recursos disponibles para este año fueron agotados en menos de nueve meses y los que se consuman hasta final de año son recursos que el planeta no puede producir, contaminantes que no puede absorber, etc.

A pesar de ello, ninguna autoridad política está interesada en poner límites a un modelo de crecimiento cimentado en la desigualdad y en la destrucción del medio ambiente. El asunto tiene mala pinta, a no ser que la NASA se espabile y pueda construir naves espaciales que permitan la conquista de otros planetas como la Tierra. O eso, o levantar el pie del acelerador. (ARGENPRESS.info)

Vicent Boix es investigador asociado de la Cátedra "Tierra Ciudadana - Fondation Charles Léopold Mayer" de la Universitad Politécnica de Valencia. Autor del libro El parque de las hamacas.

 

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