A los pueblos de EE.UU. y Europa les sería de mucha utilidad
mirar la experiencia acumulada en Sudamérica, para no salir de esta
crisis por la puerta equivocada como lo está haciendo España,
votando a la derecha hija del franquismo y de los ajustes.
O como en Grecia e Italia, donde el banco europeo, es decir
Goldman Sachs, destituyó a los presidentes electos para poner a los
tecnócratas de ese banco estadounidense a cargo del gobierno, en el
manejo de la política y la economía.
Los mismos que falsificaron los balances en Grecia para que esta
se pudiera endeudar, ahora se presentan como los salvadores, o como
en EE.UU. donde se privilegió a los bancos que estafaron a millones
de personas y no a sus víctimas, donde se ajusta a los pobres y
clase media y libran del pago de impuestos a los ricos.
Gane quien gane en las elecciones, la política y la economía las
seguirán manejando las mismas corporaciones. La crisis provocada por
una elite que no supera en número al 1 % de la población, ha puesto
al descubierto lo que muchos se niegan a ver: la democracia y la
libertad, sobrevaluadas por los medios, no son más que una ilusión.
Que en esta democracia tutelada por las corporaciones, las mayorías
están excluidas, y que hay libertad en tanto y en cuanto no se
cuestionen los privilegio de la elite. Esto quedó demostrado con la
violencia que se desata frente a protestas pacíficas como las de
Ocupemos Wall Street.
Cualquier persona, hasta la más distraída, que haya vivido en
cualquier país de Sudamérica, sabe que las políticas de ajustes
neoliberales conducen de regreso a los tiempos más oscuros de la
historia.
En Sudamérica las políticas neoliberales se comenzaron a imponer
a sangre y fuego, con dictadores militares formados en la Escuela de
las Américas, para ser continuada por gobiernos timoratos y otros
abiertamente traidores del mandato. Ahora, después de muchas luchas
en las calles, una gran parte de las naciones sudamericanas están
consiguiendo gobiernos que llevan adelante proyectos de mayorías.