2 + 2 = 5
DALIA GONZÁLEZ DELGADO
Israel es el aliado de Estados Unidos en Oriente Medio. Todos lo
sabemos. El designado para ejecutar las órdenes del Imperio. Pero no
siempre 2 + 2 es igual a 4. Lo dijo Martí, tan certero siempre a
pesar del paso del tiempo: "en la política, lo real es lo que no se
ve". Aunque pueda sonar escandaloso, en algunos casos, es la
superpotencia mundial la que se plega a los designios de Israel.
Obama
en la conferencia anual del AIPAC
Washington le da a Israel más ayuda económica que a cualquier
otro país: 3 mil millones de dólares en asistencia directa cada año.
También le ofrece apoyo diplomático constante. Desde 1982, EE.UU. ha
vetado 32 resoluciones del Consejo de Seguridad críticas con Israel,
más que el número total de los vetos emitidos por todos los demás
miembros del Consejo.
¿Por qué tanta generosidad?
En el 2007 Stephen Walt, profesor de relaciones internacionales
de la universidad de Harvard, y John J. Mearsheimer, profesor de
Ciencias Políticas de la universidad de Chicago, publicaron el
polémico libro El lobby israelí y la política exterior
norteamericana. Sostienen que el apoyo de Estados Unidos a
Israel no puede explicarse desde un punto de vista estratégico, sino
que se debe en gran medida a la influencia política del conocido
como lobby judío, "una coalición flexible de individuos y
organizaciones que trabajan activamente para moldear la política
exterior estadounidense en un sentido favorable a Israel".
Antes de cualquier análisis es preciso consignar que judío no es
sinónimo de sionista, por lo tanto, tampoco se debe asociar pueblo
judío con las políticas del actual Gobierno israelí.
MOVIENDO LOS HILOS DEL PODER
Washington tiene un gobierno dividido que ofrece muchas formas de
influir en el proceso político. Como resultado, grupos con intereses
concretos pueden manejar esa política de muchas formas diferentes,
presionando a representantes electos y miembros de la parte
ejecutiva, haciendo campañas de contribuciones, votando en
elecciones, moldeando la opinión pública...
El lobby judío opera sobre los cuatro sectores claves del poder
estadounidense: defensa, complejo militar industrial, Wall Street y
medios de comunicación, vinculados a los consorcios armamentistas,
petroleros, financieros y tecnológicos, a través de infinitas redes
y vasos comunicantes. Tal es el caso de los diarios The Washigton
Post, The New York Times, y las principales agencias y cadenas
radiales y televisivas de Estados Unidos, donde prominentes miembros
de la comunidad judía estadounidense son los principales ejecutivos.
Han formado una impresionante serie de organizaciones para
influir en la política exterior de Estados Unidos, de las cuales el
Comité Americano-Judío de Asuntos Públicos (AIPAC) es el más
poderoso y conocido.
El dinero es un punto importantísimo en las elecciones
norteamericanas, y el AIPAC se asegura de que sus amigos en el
Congreso reciban un fuerte apoyo económico de la miríada de comités
de acción política pro-israelíes. Asimismo, quienes sean vistos como
hostiles contra Israel, pueden estar seguros de que el AIPAC
dirigirá y financiará la campaña de sus oponentes políticos.
El lobby también tiene una influencia significativa en la rama
ejecutiva. A pesar de que los votantes judíos en las elecciones
presidenciales representan menos del 3 % de la población, hacen
grandes donaciones a las campañas de los candidatos de los dos
partidos. El Washington Post estimó que los candidatos demócratas a
la presidencia "dependen de los apoyos judíos hasta en un 60 % del
dinero recibido". Aun más, los votantes judíos están concentrados en
estados clave como California, Florida, Illinois, Nueva York y
Pennsilvania.
¿EL LOBBY DECIDE?
El lobby ha procurado manejar los elementos principales de la
política exterior estadounidense, especialmente la referida a
Oriente Medio. En particular ha conseguido convencer a los líderes
norteamericanos de que apoyen a Israel en su represión continua
sobre los palestinos y que apunten contra sus principales
adversarios de la región: Iraq, Irán y Siria.
Gabriel Ash, columnista del Yellow Times, confiesa estar
preocupado por la presencia abrumadora del AIPAC en el Congreso y la
disposición general de los representantes de aceptar sus órdenes de
marcha.
Ash declaró a Granma que si bien considera que el
conflicto entre Estados Unidos e Irán se basa en intereses
geopolíticos, y el AIPAC no está detrás de las agresiones al país
árabe, esta organización es el conducto por el cual las razones
geoestratégicas se traducen en políticas públicas.
"El AIPAC ha sido durante más de una década el encargado de dar
la alarma sobre la amenaza iraní, lo cual ayuda a crear un clima en
el que el poder ejecutivo, principalmente el Pentágono, es capaz de
aumentar la escalada."
No se habla de amenazas a Irán sin mencionar a Israel. En el 2007
Walt y Mearsheimer escribieron que "si Estados Unidos lanza un
ataque contra Irán, lo hará en parte en beneficio de Israel, y parte
de la responsabilidad será del lobby por haber impulsado esa
política."
En declaraciones exclusivas a Granma, Walt opinó que
aunque hace cuatro años de aquella afirmación, "nada ha cambiado
desde entonces. Los grupos más importantes en el lobby de Israel se
encuentran entre las más fuertes voces que piden a Estados Unidos
aumentar las sanciones contra Irán, y usar la fuerza si fuera
necesario".
OBAMA EN ESCENA: AIPAC PROTAGONISTA
La influencia del AIPAC en el quehacer diario de la política de
Estados Unidos es tan poderosa, que el senador demócrata por
Carolina del Sur, Ernest Hollines al dejar su cargo, dijo: "No se
puede tener una política con Israel que no sea la marcada por el
AIPAC". De la misma forma, en una ocasión, el ex Primer Ministro
israelí Ariel Sharon declaró públicamente en Estados Unidos: "Si
quieren ayudar a Israel, ayuden a AIPAC".
Con Obama los vínculos parecen haberse estrechado más. El apoyo
financiero a su campaña electoral tuvo un impulso muy favorable a
partir del espaldarazo de uno de los judíos más ricos de Estados
Unidos, Lester Crown.
Ahora forman parte de su administración "distinguidos" miembros
de ese lobby. Así tenemos a Rahm Emmanuel, jefe de personal; David
Axelrod, asesor principal; y Lawrence Summers, asesor jefe para
asuntos económicos.
Este 2011 Obama asistió a la conferencia anual del AIPAC. Hasta
que William Clinton llegó, ningún presidente estadounidense había
aceptado nunca una invitación para hablar en el conciliábulo anual
del lobby de Israel al mismo tiempo que ejercía el cargo.
Pero este camino lo había escogido Obama desde el principio. Lo
primero que hizo después de obtener la nominación de su partido fue
correr a la conferencia del AIPAC, y pronunció un discurso que
rompió todos los récords de servilismo y adulación.
"Sabemos que no podemos ceder, y como presidente nunca cederé
cuando se trate de la seguridad de Israel. Nuestra alianza se basa
en intereses y valores compartidos (... ) Los que amenazan a Israel
nos amenazan. Israel siempre ha enfrentado estas amenazas en el
frente. Y voy a llevar a la Casa Blanca un inquebrantable compromiso
con la seguridad de Israel. Me aseguraré de que Israel pueda
defenderse de cualquier amenaza de Gaza a Teherán (... ) No hay
mayor amenaza para Israel —y para la paz y la estabilidad de la
región— que Irán". Este año repitió el guión.
El AIPAC apoyó la guerra de Iraq y ha estado presionando por una
confrontación con Irán en todo momento. Vivir para ver, como dice un
refrán popular. El lobby judío es un poder infinito, con el cual la
política estadounidense está obligada a ponerse de acuerdo. |