FIART 2011 La
artesanía atrapa miradas
TONI PIÑERA
La cerámica adquiere tintes "camaleónicos" en las manos de
Fernando Velázquez al transformarla, cual piel, en sillas, mesas,
maceteros y hasta compartiendo, de forma original, espacios en
pinturas sobre los lienzos, subrayando con énfasis la dualidad
utilidad/arte; las lámparas del stand Lorences (Vivian y Jorge)
vuelven a encender las maravillas, pues en ellas se conjugan las más
variadas técnicas trabajadas con el vidrio: fusión, fragmentado,
moldeado... , regalando finas obras con aires del ayer; Nancy
Pelegrín "mudó" su taller en pleno y, en un mágico-atractivo rincón,
ante la vista del público, corta, cose, crea junto a sus ayudantes,
y a la vista del público, disímiles diseños que llevan la singular
impronta de cubanía sobre las telas; Jorge Gil, trabajando en una
categoría de peso pesado, vuelve a atrapar las miradas con las
originales creaciones de joyería en titanio; delicadeza y finura
sustentan los Pinocho en maderas preciosas del artesano camagüeyano
Virgilio Loret; mientras que el sinfín de "artefactos" en cobre,
bronce y hierro, después de desprenderse de las manos de Douglas
Lucas, adquieren nuevas dimensiones artísticas.
Este
retablo de maravillas evidencia una de las facetas del apasionante
mundo de la creación artesanal de Oriol y Leonor.
No hay dudas, la Feria Internacional de Artesanía FIART, trajo
sorpresas manuales en la edición décimo quinta, ocupando los
espacios de PABEXPO hasta el 18 de diciembre, en horarios de 11:00
a.m. a 7:00 p.m.
Si algo debemos subrayar de estos encuentros auspiciados por el
Fondo Cubano de Bienes Culturales, que desde hace 24 años corren por
La Habana, es la amplia capacidad de acercar el arte manual de
muchos países y salvando muchas distancias-esfuerzos, para que los
cubanos tengan la ocasión de conocer y dialogar con él. Pero, sobre
todo, de atraer un numeroso público admirador, y ávido de entablar
esa "conversación". El camino se ha hecho más largo en FIART 2011,
porque se suman más de 280 stands y los espacios han crecido. Sin
embargo, hay que buscar con atención, para "tropezar" con esa pieza
que nos atrape. Lo comercial vuelve a primar sobre lo artístico.
Porque a veces, entre los singulares y originales objetos hechos a
mano, se escurren piezas que NO deberían estar, ya que desvirtúan la
intención de la Feria.
La
artesanía cubana ha conseguido rescatar líneas identitarias en la
labor con materiales textiles, como es el caso de Nancy Pelegrín en
su original stand.
Aunque hay ejemplos suficientes para reconocer obras de singular
maestría. Los hermanos Fontes (Felipe y Manolo) sorprenden al
espectador nuevamente llevando los más disímiles juegos (cartas,
yaquis, dados, dominó, pelotas... ) a sus personales cerámicas
esmaltadas; mientras que el reconocido orfebre-escultor Alberto
Valladares, en su vistoso stand, por la calidad y manera de mostrar
sus artísticas piezas de joyería en plata, regala una obra de alto
calibre técnico: una bailarina transformada en Carmen, "vestida" en
cobre y alpaca que aglutina mucha atención; los artesanos Oriol y
Leonor regresan con nuevos personajes que vibran en piel de barro,
tela, fibras... , y donde las tradiciones costumbristas anidan en
lugares típicos de nuestra ciudad. Singulares diseños se imprimen en
serigrafía, in situ, sobre pulóveres de diversos colores en
el espacio de la Familia Hero; la piel cobra formas de la fauna, la
flora y los torsos femeninos en los trabajos del grupo Pieles OI de
Artemisa; vasijas con singulares pinturas de Sergio Roque, y los
barcos cerámicos repletos de nostalgia y tiempo, de Lamelas, dan la
bienvenida en el rincón de esos creadores; simpáticas
babosas/lámparas reflejan la luz tras los vitrales de inmenso
colorido y belleza, entre otras piezas del joven artista Islay;
frailes muy personales y cacharros en barro respiran en el stand de
Vivian; mientras que en el de Puyalena, sus mayólicas reproducen
obras que recuerdan otras épocas.
Espacio
de Promoarte (Guatemala), donde se muestran las creaciones
artesanales de varias zonas del país centroamericano de la etnia
Ixil.
Como puntos a favor en la abarcadora mirada del encuentro, se
suma el hecho de que otra vez nombres cardinales del arte cubano
como Nelson Domínguez —muestra diversas creaciones en su espacio—,
mientras que Zaida del Río, Flora Fong y Thelvia Marín... , dejan
sus huellas creativas en diseños funcionales de muebles de hierro
que motivan la admiración en el rincón de los Hermanos Sánchez.
Entre los stands hay algunos que destacan, como el de la diseñadora
de ropas Jaqueline Fumero, por su buen gusto y la manera de
presentar las creaciones, algo en lo que deben pensar los
expositores para que el público pueda captar lo allí mostrado, y no
emplazar y abarrotar los espacios sin sentido estético. En la parte
de muebles, muy aglomerada, resaltan los trabajos del rincón Blondín,
y el de Paco y Anete, por la calidad y contemporaneidad de dichas
propuestas, entre otras.
Carmen,
inspirada en un personaje cimero de Alicia Alonso, regresa en piel
de cobre y alpaca, obra del destacado artista Alberto Valladares.
LAS DISTANCIAS SE ACORTAN...
FIART tiene el encanto de acercar el arte de diversas latitudes.
Entre los visitantes —que en la gran mayoría no nos asombran como en
ediciones anteriores por la calidad de lo expuesto, si nos referimos
a autenticidad—, sobresale un pequeño rincón repleto de tradiciones:
el stand Maquinde (Ecuador) con ejemplos de varias regiones del país
andino, destacándose los sombreros de paja toquilla, las rezadoras
de yeso tratado, objetos de barro vidriado con esterilla y las
coloridas hamacas de algodón... ; Promoarte (Guatemala), asoma con
las habilidades típicas de la Antigua Guatemala, especialmente
traducidas en el rico colorido en textiles, bisuterías, y los
trabajos de máscaras y animales tallados en madera de pinabete; Arte
Ore Sac (Perú) nos deja boquiabiertos con las singulares calabazas
hábilmente pirografiadas-dibujadas con detalles autóctonos y los
retablos en barro; el stand Seoane (Brasil), un fiel amigo de la
Feria, trae una bisutería de calidad, realizada en plata, y Amithaba
(Colombia) subyuga las miradas con la artesanía de Cartagena en
piel, nácar de diversas tonalidades... Mucho más hay de México,
Indonesia, Costa Rica, Panamá, España, Venezuela, Argentina, Chile y
República Dominicana.
Después de recorrer los amplios salones —donde es menester
enfocar la atención en la limpieza, pues escasean los cestos y los
desechos de papeles y latas de refresco campean por doquier—, es
necesario hacer hincapié en el diseño de la mayor parte de los
stands (convencionales y poco atractivos), algo que toca también muy
de cerca el de la Feria, que ha descendido en comparación con otras
ediciones, y poco pudo sacar, conceptualmente, de la riqueza
tradicional de la provincia agramontina, a la cual se dedica esta
feria.
Pero como no todo es negativo, se observan detalles a destacar:
las buenas señalizaciones para no perderse en FIART, y sobre todo,
la interesante idea de resaltar las firmas más destacadas de la
plástica camagüeyana en la exposición Contexto Plural, algo que
realza el encuentro, así como los ejemplos de grandes de la
cerámica: Martha Jiménez y Nazario Salazar, y el multipremiado
maestro de la madera, Cabalé ubicados en el espacio Camagüey
homenajeados, donde desborda la creatividad de sus trabajos. No hay
dudas de que la excelente experiencia aporta ejemplos a repetir en
próximos eventos de FIART, donde, a pesar de todo, la fantasía ha
vuelto a superar a la realidad. |