Bien lo sabe Evaristo Tejeda del Risco, quien a
los 68 años de edad todavía se le ve desandar las llanuras
camagüeyanas empeñado en llevar a la mente y la acción de los
productores los mejores métodos para la reproducción animal...
en lugar de seguir "a la antigua".
Todo un experto en tales menesteres, muestra como
preciado aval el haber formado parte de la primera graduación de la
escuela nacional de inseminación artificial, acontecida justo el 12
de diciembre de 1961, una idea concebida y hecha realidad a
instancia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
En su afán de incansable promotor, Evaristo
compartió habilidades y experiencias con otros ganaderos, hasta
asentarse definitivamente, a partir de 1966, en el Centro de
Inseminación Artificial de Camagüey, una de las principales
instituciones de su tipo en el país.
Así lo refrenda Yamilka Núñez Tornés, su
directora, opinión que se sustenta en la base técnica instalada, el
excelente rebaño de sementales y la elevada calificación y
estabilidad de sus trabajadores, tres condiciones indispensables
para lograr un esperma de óptima calidad.
"Los productores que comenzaron a criar de manera
empírica, están llamados con urgencia a aplicar la genética para
poder prosperar. Hace falta alimentación, pero si no se le pone el
potencial genético, el animal no mejora. Nadie se conforma con que
una vaca produzca dos o tres litros de leche", comenta Yamilka.
Tras graduarse en el 2007 como técnico
veterinario, Rey José Arias Olmo atiende la sala de monta y
extracción de semen, lugar que visitan diariamente más de una
veintena de sementales.
"Contamos con excelentes machos de las razas
Holstein, Siboney, Cebú, Jersey, Santa Gertrudis y Aberdeen Angus,
entre otras, seleccionados por su estado de salud, libido sexual,
una línea de peso adecuada y la calidad del esperma", refiere Handel
Cruz Cánovas, el médico que los atiende.
Si bien el colectivo del Centro de Inseminación
Artificial de Camagüey ha sufrido, como otras entidades del país,
las negativas consecuencias de las restricciones económicas y la
escasez de recursos, queda la satisfacción de haber mantenido la
calidad seminal, gracias a la profesionalidad de su personal
técnico.
Sin embargo, los cambios acaecidos en la
ganadería obligan a multiplicar las labores de capacitación,
asesoramiento, exigencia y supervisión, si se tiene en cuenta que
hoy el 61 % de las hembras está en manos de campesinos individuales
sin hábito de empleo de la inseminación artificial para mejorar el
rebaño.
Las estadísticas del mes de octubre pasado
arrojan que solo se aplica la técnica reproductiva en 67 400
hembras, mientras 165 257 animales permanecen en condiciones de
monta directa, algo que constituye un retroceso ostensible en la
búsqueda del reemplazo adecuado desde el punto de vista genético.
Si no se logra revertir la situación actual,
aseguran los especialistas, pueden ocasionarse serias afectaciones
por la consanguinidad y el deterioro genético, lo cual traería
consecuencias negativas para el crecimiento de la masa bovina y la
producción de leche y de carne.
La inseminación artificial es un proceso donde la
persuasión y la labor educativa deberán prevalecer nuevamente en
favor de una mayor cultura ganadera.