Estados Unidos oficializó hoy el fin de casi nueve años de
ocupación en Irak con una teatral ceremonia de arriado de su
bandera, dejando tras sí un país devastado y con más de 100 mil
muertos, reportó Prensa Latina.
El estandarte estadounidense fue descendido del mástil de una
base militar en Bagdad durante un acto solemne y cargado de
alabanzas a lo que el presidente estadounidense, Barack Obama,
calificó ayer en Fort Bragg de extraordinarios logros en esta nación
árabe.
Al hablar en la ceremonia, el secretario de Defensa
norteamericano, Leon Panetta, felicitó a oficiales y soldados por el
gran sacrificio que dijo- hicieron unos 1,5 millones de efectivos
del Ejército desde que en marzo de 2003 se invadió Irak para
derrocar a Saddam Hussein.
Panetta, quien viajó desde Afganistán para presidir el acto de
guardar la bandera, señaló que la operación en Irak ha tenido un
alto costo en sangre y dólares.
Hasta ahora salieron rumbo a Kuwait más de cinco mil 500
uniformados después de traspasar la seguridad a fuerzas iraquíes, y
un reducido grupo se quedará como parte del personal de seguridad de
la embajada estadounidense en Bagdad, que tiene casi 16 mil
personas.
Entre los soldados que seguirán aquí hay unos 200 asesores
militares y contratistas privados que adiestran a las fuerzas
iraquíes.
Por su lado, el presidente del Parlamento, Osama Al Nujaifi,
consideró ilógica la abultada cifra de casi 16 mil empleados en la
legación norteamericana después de la retirada formal, y urgió al
gobierno a responder a ese hecho de manera contundente.
Al Nujaifi anunció que el hemiciclo convocará al primer ministro
Nouri Al-Maliki para que informe del resultado de su reciente visita
a Washington, luego del pronunciamiento del pasado día 11 del
Consejo Supremo Islámico, encabezado por Ammar Al-Hakim.
Según esa instancia, la cantidad de empleados norteamericanos es
una cifra colosal y una excusa para mantener un gran número de
militares en el país. Los norteamericanos están usando ahora otros
medios para quedarse en Irak, acotó Al-Hakim.
Los soldados que están aún en Irak saldrán antes de concluir
2011, en base a un acuerdo de seguridad suscrito en diciembre de
2008 por el entonces presidente George W. Bush, durante una visita
inolvidable por los zapatos que le lanzó un periodista iraquí en una
rueda de prensa.
El Pentágono llegó a desplegar aquí hasta casi 170 mil hombres en
más de 500 bases militares, de los cuales murieron alrededor de
cuatro mil 500, la mayoría por ataques de la resistencia durante un
período en el que perecieron más de 100 mil iraquíes y hubo
numerosos heridos.
La invasión y ocupación, que dejó también 30 mil estadounidenses
lesionados, provocó 1,75 millones de desplazados iraquíes y exacerbó
una violencia sectaria de la cual todavía no se recupera el país,
pese al notorio declive respecto a 2006 y 2007, los años más
convulsos.
Obama aseguró que la retirada obedecía al cumplimiento de la
misión de dejar un Irak más soberano, estable y autosuficiente, pero
la salida fue forzada por el fracaso de negociaciones para que el
parlamento local concediera inmunidad judicial a las tropas
foráneas.