Más de 500 mil damnificados del terremoto de 2010 en Haití
necesitan ayuda urgente, reconoció hoy la misión aquí de la Oficina
de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que llamó a
priorizar la asistencia a los desplazados.
De acuerdo con esa institución, el país caribeño necesita más de
231 millones de dólares en ayuda humanitaria para atender las
necesidades básicas de los refugiados, así como de los más de 500
mil haitianos que contrajeron cólera desde octubre de 2010.
Esa dolencia, supuestamente importada por un contingente nepalí
de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití,
mató a más de siete mil personas y la Organización Mundial de la
Salud estima que otras 500 fallecerán por esa causa antes de fin de
año.
La OCHA criticó además las condiciones en que viven los
desplazados en los campamentos de tiendas de lona, donde abundan las
violaciones, los gérmenes, las amenazas de expulsión por parte de
los dueños de los terrenos y condiciones infrahumanas de vida.
Datos de la Red Haitiana de Derechos Humanos indican que en cada
campamento un promedio de 112 personas se benefician de una sola
letrina y solo 18 por ciento de esos lugares cuentan con lavatorios
de manos y cara.
En otros campos, la situación es peor, como en Petit-Goave (sur),
donde hay una letrina por cada 141 personas, una ducha por cada 185
y no existe ningún dispensario o centro de salud, afirma la
institución civil.
Las cifras aseguran además que solo 48 por ciento de los
desplazados accede al agua potable.
Las condiciones sanitarias también son críticas en el resto del
país, señaló la OCHA, pues casi dos años después del sismo las
calles siguen llenas de escombros, charcos y basura.
Pese a que Naciones Unidas anunció la limpieza de más de la mitad
de esos desperdicios, aún quedan por remover más de cinco millones
de metros cúbicos de desechos, una cantidad similar a la capacidad
de dos mil piscinas olímpicas, según cifras oficiales.
Los escombros proceden de los más de 80 mil edificios destruidos
con el temblor de enero de 2010, que dejó más de 300 mil muertos y
dos millones de damnificados, informó