De
la esquina de Galiano y Virtudes, donde tiene tienda fija, a los
estantes de FIART 2011, Mario Freixas da un ejemplo de la
posibilidad real de conjugar un diseño en las confecciones textiles
que se distingue por la modernidad con la continuidad de la línea de
desarrollo de una cultura cubana del vestir.
En ese sentido este es uno de los artesanos artistas que
responde, con mayor fortuna y claridad conceptual, a uno de los
presupuestos de la Feria Internacional de Artesanía y a la labor
promocional que se propone el Fondo Cubano de Bienes Culturales.
No es cosa de atrincherarse en patrones añejos ante la avalancha
inevitable de modelos globalizados por la industria de la moda, ni
de apelar únicamente a la pieza única o de colección. La tradición
puede y debe ser un punto de partida para conectar con la época
actual, y la accesibilidad a un repertorio seriado no impide el
sentido de exclusividad de cada pieza.
Tanto en sus diseños para mujeres y hombres como en la línea de
bolsos, Freixas destaca por la limpieza minimal de los motivos que
concentra en espacios limitados de la tela —los colores claros
predominan— y por el carácter luminoso de sus conjuntos.