¿Por qué pagamos impuestos?
O. FONTICOBA GENER
La respuesta figura ante usted cada día: en el momento en que
asiste a una consulta médica o recibe clases en un instituto, en que
es beneficiario de la asistencia o la seguridad social o en que se
conoce como potencia deportiva.
A través del cumplimiento de las obligaciones tributarias, los
mismos contribuyentes garantizan un máximo de bienestar y seguridad
sociales, en tanto los tributos pagados al Estado forman parte de
los recursos financieros que este emplea en los programas de gastos
sociales de educación y salud pública, seguridad y asistencia
social, vivienda, comunales, cultura, arte, deporte, entre otros.
Solo en el 2010, en gastos de esta índole se emplearon 33 379
millones de pesos del presupuesto estatal; y para el 2011 se previó
la utilización de 33 637 millones, según indicó el vicepresidente
del Consejo de Ministros, Marino Murillo Jorge, durante el Sexto
Periodo Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de la
Asamblea Nacional del Poder Popular.
¿Adónde
van los impuestos?
Existen dos vías para la entrada de capital al presupuesto del
Estado: los ingresos tributarios y los no tributarios. En el caso de
los primeros, son pagados por personas naturales —entre las que se
cuentan todas las figuras del trabajo por cuenta propia— o
jurídicas, por medio de la Oficina Nacional de Administración
Tributaria (ONAT), que luego los transfiere al presupuesto estatal.
De acuerdo con Adalberto Carbonell, director general de
Presupuesto del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), este capital
transferido "toma diferentes destinos: educación, cultura y deporte,
salud pública, tribunales, fiscalías; e incluso, algunas
organizaciones no gubernamentales que el Estado subvenciona porque
no generan ingresos suficientes para cubrir sus gastos, como la
Fundación del Hombre y la Naturaleza, el plan para el desarrollo de
la zona montañosa Turquino-Manatí, entre otros".
Con la redistribución de los ingresos al presupuesto estatal
también son cubiertos gastos como el subsidio de la diferencia de
precios en la canasta familiar normada. Este año, por ejemplo, se
previó dedicar 1 905 millones 800 mil pesos con este fin, de los
cuales el 54 % pertenecía a leche y productos cárnicos.
Según explica Carbonell, el capital ingresado por concepto de
aportes tributarios contribuye, además, al financiamiento de la
sustitución de importaciones en el país, lo que estimula la
producción nacional y favorece el ahorro de divisas.
Asimismo —señaló—, el presupuesto también financia gastos y
transferencias de capital, o sea, inversiones de materiales: compras
de activos fijos o capital de trabajo.
El
principio de oportunidad
Cuando una persona deja de pagar todo o una parte del impuesto a
que está obligado, incurre en una violación o quebrantamiento de su
obligación legal de tributar que, en dependencia de las
circunstancias y de su gravedad, puede devenir delito de evasión
fiscal. Lo anterior se manifiesta a modo de morosidad (atrasos en el
pago), ocultación de la base imponible, aumento indebido de las
deducciones, etc.
Ahora, ¿qué sucede cuando los tributos no son pagados en tiempo y
forma? Además de las sanciones financieras, administrativas o
penales que puede traer aparejado para el contribuyente, el
presupuesto central es afectado al producirse un déficit en los
ingresos que debe percibir.
De acuerdo con Octavio Beltrán, miembro del grupo de Estudios
Tributarios del MFP, los ingresos deben ser oportunos y captarse en
el momento en que está previsto, de lo contrario podrían crearse
desbalances temporales en la caja e insuficiencias monetarias.
De no existir la obligación del contribuyente a término —explica—
el ingreso no llega al presupuesto con la celeridad que debe para
financiar los proyectos previstos en el plan de ese año, o sea, no
existe liquidez para enfrentar los pagos.
Una
alianza insoslayable: tributos y contribuyentes
La nueva restructuración del sistema tributario cubano —puesta en
marcha desde el año pasado— propone la revisión y actualización de
las normas impositivas vigentes en concordancia con las exigencias
del desarrollo económico y social del país.
¿Puede pensarse que este es un asunto que solo compete a las
autoridades oficiales? La recaudación de impuestos es una vía de dos
sentidos: el tributo que un día parte de los contribuyentes hacia el
Estado, luego es devuelto a la sociedad a modo de asistencia y
seguridad social, educación, arte, cultura...
Urge contar, en este empeño, con ciudadanos más conscientes de
sus responsabilidades tributarias. La actualización del modelo
económico nacional depende de un único protagonista: el pueblo
mismo, accionista y beneficiario del Estado socialista cubano. |