Al asumir este sábado su segundo mandato ante la Asamblea Legislativa la presidenta Cristina Fernández ratificó su compromiso de trabajar, con todos y por todos, por una Argentina más justa, equitativa y solidaria.

En su discurso de toma de posesión, que se prolongó por más de una hora, la reelecta dignataria afirmó además que como había dicho en 2003 el entonces mandatario Néstor Kirchner no voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno, reporta Prensa Latina.

La jefa de Estado, quien recibió la banda presidencial de manos de su hija Florencia, reconoció que pese a la alegría y la contundencia del voto (fue reelecta con más del 54 por ciento), hoy no es un día fácil, porque falta algo y falta alguien, dijo en alusión a su fallecido esposo Kirchner.

De inmediato rememoró a una joven estudiante de Astronomía de la Universidad de La Plata, desaparecida en septiembre de 1976 por la dictadura militar y con cuyo nombre, Ana Teresa de Diego, fue bautizado recientemente un asteroide.

Fernández se refirió entonces al fin de la impunidad para los represores involucrados en crímenes de lesa humanidad y señaló que, aún cuando hay un gran avance en los enjuiciamientos, confía en la posibilidad de acelerar estos procesos.

Lo único que sueño y pido a la justicia es que cuando en 2015 asuma el próximo presidente de la nación hayamos dado vuelta definitivamente a esta página tan trágica de la historia argentina, subrayó.

Después, la dignataria pasó revista a los logros alcanzados a gracias a la aplicación de un modelo económico sustentado en el crecimiento industrial y del consumo interno, la generación de empleos y la inclusión social.

Desde el año 2003 a esta parte, Argentina ha dado un salto fenomenal, apreció Fernández y mencionó como puntales fundamentales para poder alcanzar estos resultados el desendeudamiento del país y la acumulación de reservas.

En otra parte de su aclamada intervención, la Presidenta argentina pidió a todos los sectores no escupir al cielo y cuidar lo logrado en estos años, e hizo un llamado a empresarios y sindicalistas a actuar con la misma responsabilidad.

Mencionó el ejemplo de los paros realizados en la sureña Santa Cruz por trabajadores docentes y petroleros, que ocasionaron pérdidas a esa provincia por unos 820 millones de dólares, y enfatizó que hay derecho de huelga, pero no de chantaje ni de extorsión.