De hecho, la sociedad china enfrenta serias dificultades como la
contaminación ambiental, las diferencias entre el desarrollo del
campo y la ciudad, la insuficiente superficie cultivada con que
cuenta la nación en correspondencia con el número de personas a
alimentar, así como el envejecimiento poblacional. Pero el Gobierno
es consciente de estos problemas y actúa sobre ellos de manera
sistemática.
Por ejemplo, en aras de acrecentar el bienestar social y repartir
los recursos de manera más equitativa en las zonas rurales del país
—donde residen poco más de 674 millones de personas—, la
Administración china ha creado múltiples estrategias como el
Programa del rocío, que en el periodo 2004-2010 capacitó a más de
cuatro millones de miembros de familias campesinas pobres en el
manejo de tecnologías agrícolas, facilitándoles el acceso a trabajos
mejor pagados.
El Gobierno reubicó hacia sitios más habitables a 7,7 millones de
aldeanos que vi-vían en extrema necesidad. Resolvió el problema del
suministro de agua potable para 56,76 millones de personas, así como
aumentó las inversiones en la cimentación de infraestructuras que
facilitan las condiciones de trabajo de los campesinos. Igualmente,
aplicó algunas políticas de apoyo en las zonas más empobrecidas,
como el recorte de impuestos agrícolas y la extensión de la
matrícula escolar primaria y secundaria.
Entre el 2002 y el 2010 se construyeron 592 nuevos distritos en
las zonas de menor desarrollo. Allí se implementó la educación
obligatoria, lo que significa un avance considerable en la
eliminación del analfabetismo entre los jóvenes y residentes de
mediana edad.
Hasta julio del presente año, un total de 52 millones de vecinos
en los campos de China se habían beneficiado del sistema estatal de
pensiones de subsistencia, que proporciona artículos básicos de uso
diario, agua y electricidad. Mientras, el proyecto piloto del nuevo
tipo de seguro social de vejez —lanzado en el 2009—, se había
ampliado al 60 % de las zonas rurales del país.
Sobre el tema, en los primeros días de noviembre el Consejo de
Estado publicó un informe titulado "Nuevos Progresos del Programa de
Ayuda contra la Pobreza con Recursos para el Desarrollo en las Zonas
Rurales de China", donde dio a conocer que en una década el país
asiático redujo su población rural pobre de 94,22 millones de
personas a 26,88 millones. Asimismo, notificó que el gasto anual del
Gobierno en proyectos para aliviar este flagelo creció un promedio
del 11,9 % en el citado lapso.
Otras informaciones publicadas en El Diario del Pueblo hablan de
un incremento del umbral de pobreza en esta nación, lo que
posibilita a más personas de bajos ingresos asociarse a los
programas nacionales de ayuda. Beijing decidió casi duplicar este
indicador para beneficiar al menos a 100 millones de campesinos, y
así, aproximarse más al propósito estatal de construir una sociedad
moderadamente acomodada para el 2020, indicó el primer ministro, Wen
Jiabao, en una reunión convocada para debatir el asunto.
Al intervenir en el evento, el presidente chino, Hu Jintao, dijo
que la reducción de la pobreza siempre ha estado entre las
prioridades de su administración. "La mejora de la vida del pueblo y
la materialización de la prosperidad para todos son los requisitos
fundamentales del socialismo", precisó. De acuerdo con estos
planteamientos, el objetivo supremo es que cada ciudadano disfrute
—en igualdad de condiciones— los beneficios del desarrollo económico
que caracteriza al país.
Según los planes del Gobierno, en la próxima década China será
capaz de garantizar alimento, ropa, vivienda y servicios básicos de
salud para cada uno de sus 1 340 millones de habitantes. Entonces,
el crecimiento de los ingresos netos anuales de los campesinos en
las regiones más atrasadas estará por encima del promedio nacional,
en tanto la tendencia actual de la ampliación de la brecha entre
ricos y pobres se invertirá, agregó el premier.
Con ese empeño —y cumpliendo con algunos puntos del XII Plan
Quinquenal— Beijing incentiva la educación preescolar y especial en
el campo, apoya la construcción de centros docentes bilingües en las
zonas étnicas, trabaja en la aplicación de una política de empleo
más efectiva, e insiste en la necesidad de poner en práctica
programas de ayuda interregional: que el Este auxilie al Oeste, las
zonas urbanas asistan a las rurales y las avanzadas a las más
atrasadas.