Mimado en Cannes desde hace algún tiempo, el
realizador brasileño Karim Ainouz volvió hoy a su talismán de buenos
recuerdos en La Habana, donde en 2002 recibió lauros por Madame Satá.
No fue una plataforma de pasadas el Festival de Cine Latinoamericano
de la capital cubana, porque a partir de entonces o tal vez un poco
antes, Ainouz se confirmaba como uno de los directores más
prometedores de la región.
Ya Madame Satá tuvo el honor de ser recibida en la
sección Un Certain Regard de la glamorosa cita de Cannes, Francia,
donde corrió una suerte similar este año con El abismo plateado en
la Quincena de Realizadores.
Para aterrizar ahora en la cita de los noctámbulos
habaneros con la historia de una separación amorosa inspirada en la
canción de Chico Buarque, "Olhos nos olhos". Sencilla, obsesionada
con excelentes primeros planos, pero con emociones contenidas.
La propuesta, no obstante, se inscribe en la
tendencia del cine contemporáneo de alejarse de lugares comunes y de
relatos redondos y autocomplacientes, para tocar sin aspavientos la
realidad de la vida en todos sus avatares y dinámicas.
Alexandra Negrini, la sensual protagonista Violeta,
es sin dudas lo más convincente del filme. Su expresividad logra
transmitir las sensaciones desbordadas que le llegan al comprender a
partir de un mensaje telefónico- el derrumbe de su mundo
sentimental. Una dentista con un hijo de 15 años que amanece con la
apariencia de compartir la solidez de su matrimonio y la pasión con
su esposo, para luego percibir el espejismo.
La idea de Ainouz fue meterse en la piel de la mujer
abandonada, sin cuestionar. Es un asomo al tema, valiéndose del
recurso del mar, la belleza de Copacabana y el entorno de un Río de
Janeiro casi mudo, salvo el elemento de la música, informó PL