Al respecto, consideramos que vale la pena preguntarse, en primer
lugar ¿Qué procedimiento investigativo valida tales "obras" como
preferencia de "todo el pueblo de Cuba"? Es interesante constatar
que para afirmar que la totalidad del pueblo cubano ha hecho tal
elección se precisa delimitar con el mayor grado de exactitud
posible cómo se ha logrado tal certeza. Precisamos aclarar que un
grupo importante de personas que nos rodean (alumnos, vecinos,
compañeros de trabajo, amigos, etc.), no nos sentimos representados
en tales elecciones ¿Cómo puede ser eso? De manera que lo primero
que consideramos que nos corresponde (a los que no nos sentimos
representados ni emitimos voto alguno para premiar tales "obras"),
es solicitar a las instancias correspondientes que nos respondan de
la manera más concreta y urgente posible la siguiente pregunta:
¿Cuál metodología de investigación o análisis estadístico acerca de
las preferencias musicales del pueblo cubano se aplica en tales
casos (en calidad de instrumento de medición) para que se afirme que
tales canciones y tales videos han sido "elegidos por todo el pueblo
de Cuba"?
Hacemos la pregunta y consideramos que deberá ser respondida con
toda urgencia, porque la metodología de análisis aplicada a las
preferencias musicales del pueblo cubano relacionadas, por ejemplo,
con el premio LUCAS, debe convencernos a todos de nuestro error: es
decir, debe convencernos a quienes no emitimos opinión alguna a
través de SMS (ni por ningún otro medio), por cuál ley estadística
que desconocemos, estamos contemplados en tales premiaciones y debe
convencer a los autores de tales "obras" de que, efectivamente,
estas han sido elegidas por un universo que podemos afirmar está
constituido por la totalidad "del pueblo cubano". Esperamos la
debida aclaración al respecto.
A continuación consideramos necesario comentar el por qué (en lo
personal) no nos adherimos a dichas elecciones ni premiaciones. Para
ello vale la pena abordar algunas cuestiones.
En primer lugar, no se trata de cuestionar y mucho menos censurar
el tema del sexo o de la sexualidad en su relación con la música (o
la canción), lo cual sería simple mojigatería, que para nada
caracteriza al pueblo cubano. El sexo ha sido tema del arte desde la
antigüedad hasta nuestros días. Por otra parte, también ha sido
objeto de interés y contenido de una muy buena y extensa parte de la
creación artística de compositores cubanos en el ámbito de nuestra
canción y nuestra música bailable, esta última con una gran cantidad
de obras con textos picarescos (algunos más notables y acertados que
otros).
Ahora bien, cuando los artistas han convertido al sexo en interés
y tema del arte (ya sea de la literatura, la plástica, el cine, el
teatro, la danza, la música etc.) ha sido —por lo general— para
dignificar esa adorable dimensión y necesidad no sólo biológica sino
afectiva y emocional de todos los seres humanos. En tal sentido, no
considero que tales "obras" dignifican este sentimiento humano sino
más bien lo reducen a sus más elementales procederes, eliminando su
artisticidad, lo que equivale decir: toda belleza posible. Después
de escuchar los textos de muchas de tales "obras" me pregunto: ¿Por
qué se proponen sus autores exponer una aproximación al sexo tan
despojada de toda esencia artística? ¿Por qué desean tratar la
sexualidad a partir de expresiones tan vulgares? ¿Por qué, a estas
alturas del desarrollo cultural de la humanidad, abordan el sexo con
términos tan cercanos a lo que pudieran ser las relaciones con
prostitutas cuando los medios masivos en nuestro país advierten
sistemáticamente los peligros de la promiscuidad en relación con el
VIH? ¿Qué interés tendría ello? ¿A quién beneficia esta forma de
hacer un supuesto arte? ¿A quién beneficia esta forma de hacer
música? ¿Podríamos considerar realmente que tales "obras" pueden ser
definidas como música cubana? Sería interesante intentar una somera
respuesta a tales preguntas.
Como una primera aproximación, cabe recordar a dos importantes
científicos del siglo XX, uno de ellos el biólogo chileno Humberto
Maturana y el psicólogo norteamericano Daniel Goleman. El primero
desarrolló lo que él denominó la biología del amor ¿Y qué
plantea esa teoría?: la importancia de ese sentimiento en la
constitución de los seres humanos desde la más temprana infancia (el
amor sexual como parte de ello). ¿Y quién es Daniel Goleman? Un
científico progresista que habla acerca de la Inteligencia Social y
quien ha identificado y defiende la "bondad" como uno de los más
importantes sentimientos que precisa el ser humano para una alta
calidad de vida. Tan importante consideran el amor y la bondad que
se ha demostrado influyen hasta en una adecuada regulación del
sistema hormonal de los seres humanos. Ambos estudiosos han podido
constatar, científicamente, la noción de que "amor y bondad" son de
los más importantes sentimientos que constituyen nuestra forma de
existencia humana. De manera que no por casualidad, quienes estamos
profundamente preocupados e interesados por dotar a los niños y
jóvenes cubanos de una ética profundamente humana, nos preocupemos
por algunos temas que parecen resultar del mayor interés. Y el tema
de la música, así como todas las manipulaciones de que es objeto,
resulta del mayor interés no solo para cubanos, sino para una buena
parte del mundo actual, aunque para algunos, no resulte tan
evidente.
Ello se debe a que el tema del sexo ha ido introduciéndose en la
música denominada popular (mala definición por cierto) desde el
pasado siglo XX, acentuándose en la era de los clips con objetivos
muy concretos:
Al realizar este análisis, lo primero a considerar es que la
música presenta la peculiaridad de ser un arte que promueve la
socialización: si me gusta el bolero, por lo general vienen a mi
fiesta personas a las que también les gusta y ello nos une
afectivamente. Es que, entre otras muchas cualidades, la música
posee también esta especial cualidad de favorecer ambientes
propicios para confraternizar con nuestras amistades e incluso crear
nuevas amistades. Así sucede con todas las manifestaciones musicales
(trova, rumba, jazz, música de concierto, rock, etc., etc.,) por
ello se dice que la música tiene la capacidad de ser una especie de
"aglutinante" social, es decir, tiene la capacidad de unir grupos de
personas.
El tema del sexo resulta de interés primordial entre los
adolescentes y jóvenes por las expectativas que despierta, lo cual
constituye también un elemento aglutinador entre ellos. Si a ello le
agregamos un "poco de música", la "obra" tiende a popularizarse
rápidamente entre amplios sectores de estos grupos etéreos,
permitiendo a los creadores, promotores, cantantes, productores y a
todos quienes intervienen en su proceso de producción la obtención
de rápidos y amplios ingresos económicos. Al mezclarse
atractivamente con el tema "sexo" la música, además, deviene un
interesante factor de manipulación que facilita la inducción y
proliferación de conductas y valores éticos que tienden a
generalizarse con cierta rapidez. El resultado es que todo ello
deviene una especie de círculo vicioso:
(a) El creador compone música para que se venda con rapidez
manipulando temas que despiertan grandes expectativas;
(b) La música se populariza;
(c) El equipo productor percibe amplios dividendos;
(d) Se generalizan conductas y valores;
(e) El público vuelve a comprar determinado tipo de música que le
resulta atractiva por los temas que aborda, y así hasta el infinito.
Ahora bien: ¿Cómo se logra esta rápida generalización de
conductas y valores éticos? La respuesta es compleja: "desentrañar"
la capacidad de la música para convertirse en factor aglutinante y
de manipulación, implica un nivel de análisis que incluye su
abordaje desde disciplinas como la economía, la sociología, la
musicología, la estética y hasta la política. Por supuesto que la
creación con objetivos básicamente mercantiles, simula expresiones
artísticas y es promovida intensamente y ello confunde también a
muchas personas porque: "Si la música suena siempre debe ser porque
es arte ¿no?". Pues NO, no siempre que la música suena es arte, no
necesariamente todo lo que suena musicalmente es válido desde el
punto de vista artístico, aún cuando resulta creciente la frecuencia
con que somos sometidos a tales muestras: desde la música que nos
proporciona el paso de un "bicicletero", la que percibimos en los
ómnibus urbanos, la de los equipos de sonido de los carros de
alquiler, hasta la que en muchas ocasiones, indiscriminadamente nos
llega por la radio y la TV. Considero que padres, maestros,
directivos de la cultura y nuestro pueblo, en general, deben saber
que la venta de discos y espectáculos musicales a nivel mundial es
uno de los negocios más lucrativos del planeta, tan lucrativo como
el petróleo. De manera que el tema de la música es actualmente más
importante de lo que pudiera parecer a simple vista.
Otro aspecto a analizar en las canciones que ocupan nuestra
atención es su alto nivel de vulgaridad. Relacionar sexo y
vulgaridad es muy propio de quienes carecen de los más elementales
valores éticos, culturales, artísticos y humanos (por definirlos de
alguna forma). Por otra parte es imposible olvidar que la vulgaridad
siempre implica falta de respeto a quien no la comparte, de manera
que resulta inadmisible generalizar la vulgaridad por nuestros
medios y eventos culturales debido a que, quienes no compartimos
tales manifestaciones, no debemos estar obligados a aceptarlas. Se
precisa también recordar a tales autores, que la vulgaridad NUNCA ha
sido la esencia de la música cubana y los ejemplos sobran.
Los textos de tales canciones también ofenden por la proyección
esencialmente machista desde la cual se expresan y ofensivos también
por disminuir la relación sexual al nivel de aquella que se
abordaría con una pobre prostituta. Es imposible olvidar que Cuba es
un país en el cual la mujer ocupa un lugar prominente en todas las
esferas, un país de dignidad femenina si así pudiera definirse, con
amplia difusión actualmente de estudios, investigaciones y temas
relacionados con los derechos de la mujer y los problemas y
conflictos relativos a la construcción y defensa social del género
femenino. ¿Cómo aceptar un lenguaje tan inapropiado, ofensivo y
desprovisto de toda ética formando parte de nuestra música cubana y
de los contenidos de nuestros medios masivos?
Por lo expuesto vale la pena preguntarse también: ¿En dónde
reside la mayor responsabilidad por la difusión, promoción y
generalización de tales manifestaciones? Indudablemente un creador,
en primera instancia, puede expresarse como mejor considere aun
cuando su obra pudiera resultar socialmente irresponsable así como
artísticamente negativa. Ese tipo de creación que carece de calidad
artística no debería generalizarse y si ello sucede, considero que
la mayor responsabilidad recae en los artistas y especialistas
designados como mediadores entre los compositores y el público,
tanto en la radio como en la TV. Vale entonces preguntar: ¿Cuáles
son las razones que los llevan a seleccionar, difundir y generalizar
tales "obras"? ¿Cómo estamos representados en tales políticas de
difusión todos los ciudadanos cubanos que no compartimos tales
manifestaciones?
La generalización de tales manifestaciones resulta totalmente
inexplicable en un país que, a pesar de sus grandes dificultades
económicas, mantiene todos los años eventos culturales, muchos de
ellos internacionales y de calidad incuestionable: cabe mencionar,
entre muchos otros, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, la
Feria del Libro, los Festivales de teatro, danza, ballet, música (de
concierto, jazz, campesina, boleros, danzón, etc.), el evento Casa
Abierta, el Festival del Caribe y el Festival Caracol en el cual no
sólo se premian los mejores programas de radio y TV, sino que
también se debaten cuestiones fundamentales de la difusión a través
de los medios. ¿Cómo explicar tal contradicción?
Parece necesario ampliar y generalizar urgentemente la reflexión
sobre estas problemáticas ¿No sería muy útil para todos divulgar los
importantes debates que, en torno a estos temas, se realizan cada
año en diferentes foros culturales? ¿Quiénes serían los responsables
de promover y divulgar los resultados de tales debates? ¿Qué
aplicación deberían tener las conclusiones a las que se arriban en
los mismos?
A manera de consideraciones finales deseamos expresar dos ideas.
En la música, así como en todas las manifestaciones artísticas,
está encerrado el largo camino histórico de la humanización de
nuestra especie. Disfrutar, entretenernos, ocupar nuestro ocio,
nuestra vida con el arte, significa educarnos en la alegría, la
fraternidad, la bondad, el amor y en la reflexión sobre las más
profundas y esenciales problemáticas que ha enfrentado y aún
enfrenta la humanidad. Promover manifestaciones tan inadecuadas como
la que nos ocupan, significa regresar a instintos pre-humanos,
contra los cuales lo mejor de la humanidad está luchando desde hace
siglos.
Me parece entrever en toda esta proyección algo que
lamentablemente está intentando abrirse paso en el ámbito de la
música cubana desde hace cierto tiempo, fenómeno que no resulta tan
evidente, pero que con cierta atención se hace apreciable: ¿Qué
proyecto de vida futura nos proponen quienes, crean, interpretan,
divulgan, promueven y generalizan formas tan desagradables, vulgares
y aberradas de expresarse?