Arropado por los nobles ideales de millones de cubanos hoy el
sepulcro más famoso de esta Isla lo constituye el levantado al Héroe
Nacional José Martí, cuya obra sigue siendo de un atractivo extremo.
Ubicado en el cementerio Santa Ifigenia, en la oriental ciudad de
Santiago de Cuba, el monumento cobija los restos de un habanero que
mucho hizo por los cubanos y por el resto de los hijos de
Latinoamérica, así se expresa en su Mausoleo, reporta Prensa Latina.
En estos momentos, tres soldados del servicio militar activo de
este país realizan cada media hora un cambio de guardia en la
entrada del mausoleo, en impecable uniforme de verde oliva y
armados.
A la edificación se accede por un pasillo de lajas, de acuerdo
con un pensamiento de Martí (De piedras sin pulir han de ser los
caminos que llevan a honrar a los hombres de la historia).
Sus restos están en una urna de bronce, dentro también aparece un
cofre del mismo material con la osamenta, y es de forma pentagonal
pues de esta manera descansa sobre una estrella.
Esta forma cumple una referencia a su obra teatral Abdala, cuando
dice Madre, deme la estrella, la estrella que ilumina y mata , en
alusión a la libertad.
La parte superior del monumento es un lucernario que permite,
siempre que salga el sol, un rayo de luz encima de sus restos, para
cumplir con otro de sus versos: no me pongan al oscuro a morir como
un traidor, yo soy bueno y como bueno moriré de cara al sol.
La tumba está rodeada de escudos que representan a las repúblicas
independientes de América, para satisfacer su sentimiento
latinoamericanista.
Otro de los pensamientos martianos que inspiró a los
constructores fue Yo quiero cuando me muera, sin patria pero sin
amo, tener en mi loza un ramo de flores y una bandera, y de igual
manera cubre su tumba la enseña nacional y al frente siempre hay
rosas frescas.