Subasta Habana 2011

Apuesta seria y responsable en los circuitos artísticos internacionales

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

La décima edición de Subasta Habana, celebrada la semana pasada en la capital cubana, consolidó este espacio como una apuesta seria y responsable en los circuitos artísticos internacionales, de acuerdo con participantes y observadores de esa acción.

Beso 5, obra de Servando Cabrera Moreno.

En esta oportunidad fueron presentados 110 lotes, 50 de ellos correspondientes a las llamadas artes decorativas, y 60 a pintura, grabado, dibujo, fotografía y escultura de autores cubanos.

Entre estos últimos no solo figuraron maestros de la vanguardia como Víctor Manuel, Amelia Peláez, René Portocarrero y Mario Carreño —este último uno de los artistas mejor cotizados a escala internacional en los últimos tiempos—, sino también creadores activos durante las últimas décadas como Roberto Fabelo, Carlos Garaicoa, Antonio Eligio Fernández (Tonel) y Osvaldo Yero.

Como hechos singulares esta vez hubo disponibilidad de obras de un pintor un tanto olvidado como Jaime Valls, de un óleo de Leopoldo Romañach, que anticipa uno de los frescos del Palacio Presidencial (hoy Museo de la Revolución), y de piezas que ilustran la evolución estilística de Servando Cabrera Moreno.

Contar con artistas contemporáneos, de consolidadas trayectorias pero en plena evolución, contribuye no solo a certificar el valor de su obra en el mercado si no, sobre todo, a hacer visibles sus méritos artísticos.

En tal sentido, el director de Subasta Habana, Luis Miret, con vasta experiencia en estos menesteres, señaló que se trata de "un instrumento para que el coleccionista privado o el artista puedan vender sus obras al mejor precio, pagando los impuestos por ingresos personales establecidos en el país, con una bonificación de un 20 por ciento como estimulación del Estado. Antes de salir a la puja, toda obra debe pasar por una comisión que dictamina su autenticidad, analiza su procedencia, y determina si es factible o no la venta. Nuestras normas son transparentes y se corresponden con las prácticas internacionales usuales en este tipo de acto".

De igual modo, precisó, "somos muy celosos con los valores patrimoniales". De hecho una buena parte de las obras de arte cubano disponibles en la subasta procedieron de colecciones privadas extranjeras. Su concurrencia a la puja dio fe, justamente, de la confianza de esos coleccionistas en Subasta Habana.

 

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