Las huellas del terrorismo

Lisandra Fariñas

Foto: Anabel Díaz Mena"La noche de los perros" es algo imposible de olvidar para Néstor Gómez Montenegro. Rosa Elena Ravelo tampoco olvida. Y es que hace 20 años, manos inescrupulosas de apátridas sesgaron las vidas de cuatro jóvenes cubanos. El hijo de Néstor y el esposo de Rosa Elena eran dos de ellos.

Mientras cumplían su función de vigilar las fronteras en la Base Náutica de Tarará, fueron asesinados por elementos contrarrevolucionarios que, dispuestos a salir del país a toda costa, intentaron robar una lancha. Ataque a traición, luego maniatarlos y acribillarlos a balazos. ¿Cómo llamarle sino terrorismo, monstruosidad? Yuri Gómez Reinoso, Rafael Guevara Borges, y Orosmán Dueñas Valero murieron al instante. Rolando Pérez Quintosa cayó gravemente herido y su vida quizás se hubiera salvado. El terrorismo lo impidió. Primero víctimas de una ley salvaje que incita a los jóvenes cubanos a lanzarse al mar sin reparos, para alcanzar las costas del "país maravilla"; ese mismo que negó los medicamentos que necesitaba Rolando para combatir la infección provocada por los disparos. "Si es para un paciente cubano, no", esa fue la respuesta.

Hechos como este fueron recordados este jueves por vecinos de la circunscripción 89 del Consejo Popular de Alamar, en el municipio capitalino de La Habana del Este, como parte de la Jornada de lucha contra el Terrorismo y por la libertad de los Cinco Héroes, quienes pretendieron evitar semejantes barbaries.

Cuando el gobierno estadounidense se arroga con cinismo la potestad de incluir a Cuba en una lista negra de países terroristas, se escucha el reclamo del pueblo cubano para que se haga verdadera justicia con nuestros Cinco hermanos, presos —tamaña ironía— por estar protegiendo al país precisamente de esos ataques.

Durante la velada, incluida dentro del grupo de actividades organizadas por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), una vez más se alzó la condena a los sabotajes, atentados y asesinatos financiados y perpetrados por los círculos anticubanos en Estados Unidos, y la exigencia del cese inmediato del bloqueo económico, comercial y financiero a la Isla; todos rostros de la política hostil a que ha sido sometida nuestra Patria hace ya más de 50 años ¿Motivos? No nos perdonan la libertad.

Pero Rosa Elena está segura de que Rafael no dio la vida en vano, pues sabe que su ejemplo se multiplica en cada joven nacido con esta Revolución, en esos mismos jóvenes donde Néstor deposita la confianza de no dejar arrebatarnos lo conquistado.

 

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