La economía del mundo anda de patas arriba, una
afirmación reiterada ahora con la tímida luz de esperanza que
despierta el Grupo de los 20 (G20), tras su penúltimo ensayo en la
ciudad de París.
Un encuentro de dos días en París de los ministros
de Finanzas y presidentes de bancos centrales del G20 proyectó
iniciativas para devolver la confianza a los mercados, al tiempo que
se planteaban ideas hacia una mayor flexibilidad monetaria, reporta
Prensa Latina.
Con el agua al cuello ante el efecto dominó del
déficit público de Grecia e Irlanda y la fragilidad de España,
Portugal e Italia, la concertación de las más poderosas economías
del orbe se prepara para la Cumbre de Dignatarios de Cannes en
noviembre.
Tomando en cuenta las diversas circunstancias
internacionales, las economías avanzadas adoptarán políticas para
reforzar la confianza, mantener la expansión y aplicarán medidas
específicas claras y creíbles para la consolidación fiscal,
argumentó.
La cita en Cannes, la bella ciudad de la Riviera
Francesa, comienza a agrandarse no sólo por la trascendencia de
reunir a jefes de Estado o Gobierno del Grupo de los Siete (G7), la
UE y los emergentes, sino por la urgencia de su contenido.
Fue de hecho el G20 un espacio surgido al calor de
la crisis que azotó a la comunidad internacional en 2008. Por
primera vez en la historia se logró sentar de igual a igual en la
mesa de negociaciones a los eternos ricos y los llamados emergentes.
Hay otras voces diferentes en el grupo, como Brasil,
China, India, Argentina, Indonesia y México, que será por cierto el
próximo presidente de turno del G20. También poco a poco, el
comienzo del fin de la arrogancia del G7.
Damos la bienvenida, en particular, a la adopción de
la ambiciosa reforma económica y la conclusión de las acciones
necesarias que adopten los líderes de la zona euro para incrementar
la flexibilidad y la capacidad del EFSF, declaró.
Se refieren así al denominado Fondo Europeo de
Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés) y el deseo
de todos de alejar los resquemores en torno a los casos de Italia y
España, dos economías de notable volumen, temerarias para el resto.
Formalmente, la decisiva ministerial de París
concluye en unas horas, pero queda claro que el acento mayor se
enfoca a la Unión Europea (UE) por los efectos devastadores que
pudiera tener una debacle interna para el resto del mundo.
Nos aseguraremos de que los bancos están lo
suficientemente capitalizados y tengan el acceso suficiente a los
fondos, recalcó el borrador del documento final de la cita.
Los bancos centrales han tomado acciones decisivas
en este sentido y seguirán preparados para aportar la liquidez
necesaria, añadió.