Tan fuerte es la impronta del evento, que el lugar donde habitan
durante un mes los artistas ha pasado a ser conocido como Pensión
Forma Viva, al igual que el parque aledaño donde se exhiben de modo
permanente más de un centenar de obras creadas a lo largo de cinco
décadas.
Cierto es que Forma Viva, en un inicio, tomó como espejo el foro
de St. Margarethen, en Austria, y que son varios los eventos de la
especialidad, sobre todo aquellos organizados en lugares cercanos a
valiosas canteras italianas, pero la sistematicidad de Portoroz es
reconocida internacionalmente.
El escultor Janez Lenassi, ya desaparecido, marcó el punto de
partida en 1961. Desde 1977, Toni Biloslav, director de la red
Obalne Galerije en el litoral esloveno, sostiene la tradición. Él
valora de manera muy particular la huella de los dos artistas
cubanos que han participado en el simposio: Juan Narciso Quintanilla
(Pinar del Río, 1950) y José Villa Soberón (Santiago de Cuba, 1950).
Curiosamente ambos pertenecen no solo a la misma generación, sino
también compartieron estudios en la Escuela Nacional de Arte, de La
Habana y la Academia de Artes Plásticas de Praga.
La escultura de Quintanilla, realizada en el 2003, se halla
emplazada justo en el centro de Lucia, en una rotonda donde se ha
convertido en uno de los símbolos de la urbanización, debido a la
marca identitaria del trabajo del artista, una radiante floración
que remata sus piezas.
El regreso de Villa a Portoroz se explica por la maestría
artística que ha logrado. Al respecto, Biloslav expresó a este
enviado de Granma: "Es sencillamente asombroso su dominio,
tanto de las formas realistas como de la abstracción. Esto no lo
consigue todo escultor, de modo que es motivo de orgullo para los
organizadores de Forma Viva contar con las contribuciones del bravo
artista cubano".
Entre los colegas eslovenos, que aprecian la sugerencia
estilística de Villa en su pieza Regata, se ha corrido la
voz, y con ella la imagen, del John Lennon de bronce realizado por
Villa para un parque habanero.
En estos momentos, Villa comparte espacio con el artista
norteamericano Don Porcaro y el italiano Graziano Pompili. Porcaro
(Nueva Jersey, 1950) es uno de los más consistentes escultores
contemporáneos de su país, donde es distinguido por la imaginación
de sus creaciones, donde juega libremente, y con un refinado sentido
del humor, con códigos relacionados con los mitos de las sociedades
industriales. Una de sus series más llamativas, tituladas Avatar,
llamó la atención por su lirismo desembozado e ingenioso.
Pompili (Fiume, 1943) es en realidad un poeta de la imagen
escultórica. Un escultor que filosofa con su arte en medio de las
tensiones de la época. Entre sus muestras personales destacan las
realizadas en Atibes (Francia, 1996), en la galería Landaus Bauer
(Frankfurt, Alemania, 1999) y la titulada Poéticamente habita el
hombre en la galería Maria Cilena (Milan, Italia, 2007).
Toni Biloslav ya tuvo a Pompili no solo en Forma Viva, sino
también en la galería de Piran, con la muestra Orígenes
(2008) y recuerda cómo la sensibilidad del artista caló hondo en los
espectadores.
Para el organizador de Forma Viva 2011, el simposio se revela
como el crecimiento de una familia integrada por los escultores que
actualmente participan (Villa, Porcaro y Pompili), otros que
colaboran en el taller (el italiano Stefano Comelli y la británica
Gail Clair Morris), y los eficientes asistentes (el esloveno Zlavko
Franca y los eslovacos Peter Durek y Roman Gazic), todos con un
mismo objetivo: enaltecer el espíritu humano.