Armando no merecía morir así

EDUARDO PALOMARES CALDERÓN

Como cada 6 de octubre, en este aniversario 35 del cobarde sabotaje al avión cubano, perpetrado por elementos contratados por los terroristas anticubanos Orlando Bosch y Luís Posada Carriles, al amparo de la CIA, Francisco Ramos Pagán ha acudido al Aeropuerto Internacional Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, para exigir justicia por este crimen aún impune, donde perdió a su hermano Armando Ramos Pagán.

Armando era el menor de cinco hermanos, tenía 38 años y en nuestra familia sentíamos un especial cariño por él, porque era muy jovial. Siendo muy joven se incorporó a la lucha clandestina contra la dictadura de Fulgencio Batista, y luego integró la Fuerza Aérea Rebelde, de donde pasó a Cubana de Aviación.

Venía de Barbados como capitán-piloto de la tripulación de relevo del DC-10, y la noticia de la voladura del avión en pleno vuelo nos golpeó a todos, porque un hombre tan revolucionario y humano, querido por todos sus compañeros en este aeropuerto de Santiago de Cuba, no merecía, como el resto de inocentes a bordo de la nave, morir en un sabotaje tan cruel y cobarde.

 

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