Como
cada 6 de octubre, en este aniversario 35 del cobarde sabotaje al
avión cubano, perpetrado por elementos contratados por los
terroristas anticubanos Orlando Bosch y Luís Posada Carriles, al
amparo de la CIA, Francisco Ramos Pagán ha acudido al Aeropuerto
Internacional Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, para exigir
justicia por este crimen aún impune, donde perdió a su hermano
Armando Ramos Pagán.
Armando
era el menor de cinco hermanos, tenía 38 años y en nuestra familia
sentíamos un especial cariño por él, porque era muy jovial. Siendo
muy joven se incorporó a la lucha clandestina contra la dictadura de
Fulgencio Batista, y luego integró la Fuerza Aérea Rebelde, de donde
pasó a Cubana de Aviación.
Venía de Barbados como capitán-piloto de la tripulación de relevo
del DC-10, y la noticia de la voladura del avión en pleno vuelo nos
golpeó a todos, porque un hombre tan revolucionario y humano,
querido por todos sus compañeros en este aeropuerto de Santiago de
Cuba, no merecía, como el resto de inocentes a bordo de la nave,
morir en un sabotaje tan cruel y cobarde.