Secretos no hay, dicen los campesinos, sino conciencia de la
necesidad de producir comida y deseos de trabajar. Aquí nadie espera
por que le caiga el maná del cielo.
Eulogio Martínez Navarro, administrador del enclave desde hace
poco menos de un lustro, respalda el aserto de los profesionales de
la tierra: "No hay fórmula. Solo disciplina y respeto a esta ardua
profesión".
Los obreros de La Modelo bifurcan su radio de acción hacia los
cultivos varios y la ceba de toros. Ya produjeron cerca de 25
toneladas de yuca, boniato, frijoles, calabaza y plátano, y se
proponen continuar extrayéndole beneficios al campo en diversos
renglones. A Acopio le entregan buena parte de las producciones, al
tiempo que abastecen las comunidades cercanas.
Al momento de nuestra llegada Osmel Rubio Negrín roturaba el
suelo para la siembra de nuevas plantaciones de frijoles. Esta es
una buena tierra, beneficiada por condiciones naturales para el
agua, sostiene el agricultor participante en la experiencia del
cultivo del frijol caupí.
Las cinco hectáreas plantadas de dicho grano germinaron hermosas
y compactas en las tierras de La Modelo, pues se hizo en el momento
adecuado y con las atenciones requeridas.
Parte del grueso de las plantaciones son servidas por una máquina
de riego KUBAN y el resto mediante un sistema de captación del
líquido por gravedad, el cual toman de una piscina de la comunidad
cercana, explica Eulogio. Esta inventiva responde al ingenio de los
hombres de La Modelo, para disponer de la suficiente agua con que
garantizar los ciclos productivos.
Además de los cultivos varios, en esta superficie agrícola lajera
constatan las posibilidades del programa de ceba de toros. Ahora
poseen en sus naves 49 ejemplares. Hace pocos días le vendieron 15 a
la Empresa El Tablón, del municipio de Cumanayagua, con la cual
tienen firmado el contrato.
El ganado llega a la UBPC con algo menos de 150 kilogramos y
ellos lo llevan a 400 en diez meses, asevera el administrador. El
propósito ahora es crecer en el número de ejemplares, para alcanzar
los 80.
He ahí el camino: hacer con empeño y diversificarse, a favor
siempre, de contribuir cada día más a la alimentación popular, la
cual depende, en primer grado, de saber virarse —provistos de muchos
deseos—hacia la tierra.