Un gran espectáculo celeste se acerca, la lluvia de meteoros
Dracónidas, que este año puede ser tan intensa, que muchos temen
ante posibles daños a satélites en órbita, la Estación Espacial
Internacional e incluso el telescopio Hubble.
A comienzos de octubre, la Tierra atraviesa la región de los
meteoros dracónidas generando una lluvia, cuyo pico máximo tiene
lugar el día 8, durante el cual se estima la caída de entre 600 a
800 rocas por hora.
No esta la primera vez que el suceso tiene una alta intensidad,
ya 1933 y 1946 las dracónidas fueron verdaderas tormentas que
impactaron la Tierra con miles y miles de pequeñas partículas
desintegrándose en la atmósfera.
Para observar el fenómeno será necesario estar en el hemisferio
norte, y ubicar la constelación de Draco, el Dragón, no muy lejos de
la estrella Polar, que marca el polo norte celeste.
Cualquier punto de observación, playa, terraza, campo, será bueno
siempre que tenga un horizonte despejado y alejado de luces
brillantes.
Sin embargo, el pequeño tamaño de los meteoros, la baja velocidad
con que entran en la atmósfera, unido al brillo de la Luna que
estará cercana a la fase de Luna llena, hará que sólo sean visibles
entre un cinco y 20 por ciento de los mismos.
Las dracónidas no son otra cosa que los restos del cometa 21P
Giacobini Zinner, al acercarse éste a las regiones interiores del
Sistema Solar.