A propósito del Día Mundial del Corazón, que se celebra cada 29
de septiembre, especialistas en Pediatría recomiendan "pequeños
pasos" que habría que ir adoptando desde la infancia para lograr un
estilo de vida saludable para nuestro corazón:
Limitar los alimentos ricos en grasas, sal y azúcar a partir de
los dos años de edad; limitar también las actividades sedentarias,
como pasar mucho tiempo ante el televisor o la computadora, e
incentivar la actividad física como hábito: subir escaleras,
prescindir de locomoción motorizada en distancias cortas, realizar
caminatas, montar bicicleta, nadar...
Padres e hijos debemos estar conscientes de la necesidad de hacer
costumbre los hábitos cardiosaludables.
La OMS sustenta que la prevención debe comenzar en la niñez.
Luego en los cuidados de la salud materno-infantil, a los pediatras
se les proporciona una oportunidad única para la promoción de la
salud: el control del bajo peso al nacer, de la obesidad y la
presión arterial, el contribuir a erradicar o posponer el uso del
alcohol y el tabaco, la promoción de la actividad física y la
práctica deportiva, así como el conocimiento de la historia personal
y familiar cardiovascular.
Como vemos, estas son estrategias imprescindibles para la calidad
de vida del niño, pero también para evitar las enfermedades del
adulto que comienzan en la niñez.