Sectores políticos opositores a Alí Abdulah Saleh prosiguieron
las protestas para exigir la renuncia del presidente yemenita y
alertaron que pueda usar la muerte del islamista radical Anwar Al-Awlaki
para afianzarse en el poder, reportó Prensa Latina.
Las demostraciones de descontento con el mandatario se
mantuvieron este sábado, luego de una jornada particularmente tensa
el viernes con movilizaciones en distintas áreas de Sanaa y del
interior del país que registraron enfrentamientos entre sus
seguidores y adversarios.
Miembros del movimiento revolucionario que mantiene un campamento
en la llamada Plaza del Cambio acusaron al jefe de Estado de mentir
y maniobrar para demorar la transferencia pacífica del poder
concebida en una iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo
(CCG) Pérsico.
Saleh se reunió el jueves con el jefe de la Sociedad de Eruditos
(clérigos) de Yemen, Mohammed Al-Hajji, a quien comentó que la
oposición tenía derecho a acceder al poder, pero sólo por vía
constitucional, aunque evitó condicionar abiertamente el plan del
CCG.
Al respecto, calificó de delitos e ilegalidad acciones como
atacar campamentos del Ejército, matar soldados, bloquear
carreteras, cortar la electricidad, explotar oleoductos, negarle el
acceso a petróleo y gas a la ciudadanía e impedir a estudiantes
acudir a las escuelas.
La iniciativa establece que Saleh ceda el cargo a su
vicepresidente, quien formaría gobierno con la oposición dentro de
dos meses y llamaría a elecciones generales, pero el presidente
descartó que sus adversarios lo sucedan en el puesto, pese a que
gozaría de inmunidad judicial.
Opositores, entretanto, recibieron con escepticismo la noticia de
que aviones no tripulados de Estados Unidos mataron el viernes en la
provincia sureña de Maarib al perseguido clérigo radical Al-Awlaki,
una figura prácticamente desconocida para el yemenita común.
Para activistas de la coalición Encuentro Común, la mayoría de
los yemenitas siquiera conocen a Al-Awlaki, por lo que su ejecución
junto a otros discípulos suyos incluido un joven estadounidense
identificado como Samir Khan- sirve de pretexto para que Saleh se
aferre al cargo.
Adversarios del gobernante lo responsabilizaron de haber
permitido deliberadamente las operaciones de Al-Qaeda en la
Península Arábiga (AQPA) en Yemen para usar el flagelo del
terrorismo como elemento que le proporcione respaldo de Washington y
el resto de Occidente.
La Casa Blanca duplicó en el último año su ayuda militar a Yemen
con 150 millones de dólares, y describió al presidente como aliado
en la lucha contra AQPA, mientras éste ha advertido varias veces a
Estados Unidos de que su dimisión puede implicar un rebrote del
terrorismo.
De hecho, opositores y analistas se cuestionaron el momento de la
aludida muerte de Al-Awlaki y el efecto que tiene para el Ejecutivo
de Saleh que afirmaron- ha permitido a los afiliados de AQPA
fortalecerse y atacar a fin de cosechar beneficios financieros y
políticos.