El presidente francés, Nicolás Sarkozy, y el primer ministro
británico, David Cameron, expresaron este jueves en Ttrípoli
respaldo al liderazgo rebelde, que todavía no controla plenamente
Libia, pese a contar con apoyo militar de la OTAN.
La visita de Sarkozy y Cameron provocó un reforzamiento de la
seguridad en Trípoli donde una multitud de reporteros mostraron
interés en cubrir la primera visita de gobernantes occidentales a
esta capital desde que fue tomada por los insurgentes, el 21 de
agosto, reporta Prensa Latina.
Ambos estadistas, cuyos países lideran la agresión de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), caracterizada
por demoledores e indiscriminados bombardeos, se reunieron con
dirigentes del autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT)
para dar un espaldarazo a la pretensión de formar un gobierno
provisional.
Fuentes del CNT señalaron que Sarkozy y Cameron visitarán también
la ciudad oriental de Benghazi, cuna de la insurrección contra
Muamar El Gadafi iniciada el 17 de febrero pasado.
Además de dialogar con el jefe del CNT, Mustafa Abdul Jalil, los
mandatarios viajaron en un helicóptero francés a una zona capitalina
para visitar un hospital y tienen previsto pronunciar sendos
discursos en la Plaza Verde, ahora bautizada como Plaza de los
Mártires.
Un portavoz del CNT aseguró a periodistas que los visitantes se
desplazarán a Benghazi para reiterar sus ofrecimientos de ayudar a
la prosperidad de la que definen como "nueva Libia", promoviendo sus
particulares visiones de libertad, democracia y estabilidad.
La mayoría de los dirigentes rebeldes se trasladaron a Trípoli,
pero su estructura de gobierno permanece aún en Benghazi, habida
cuenta de sus limitaciones políticas y militares para dominar todo
el vasto país.
Sarkozy fue anfitrión de una denominada conferencia de Amigos de
Libia que convocó en París el 1 de septiembre y, en presencia de
líderes del CNT, se analizó un inventario de necesidades de este
devastado país y una primera repartición de áreas de influencia
económica y de inversiones.
Durante la breve estancia, los estadistas prometieron levantar
progresivamente las sanciones impuestas a Libia, y renovaron el
ofrecimiento para mantener los bombardeos de la OTAN contra fuerzas
de El Gadafi en los bastiones de Bani Walid, Sirte y Sabha.
El ministro francés de Finanzas, Francois Baroin, afirmó que las
conversaciones se centraron más en consolidar la autoridad del CNT y
aniquilar los "últimos bolsones (de resistencia) pro-Gadafi", que en
suscribir contratos económicos o para la reconstrucción.
No obstante, Cameron anunció que Londres desplegará un equipo de
militares británicos para asesorar a los rebeldes en materia de
seguridad, y prometió devolver a Trípoli valores por 790 millones de
dólares congelados al gobierno de El Gadafi.