La
promoción de las creaciones audiovisuales de los artistas africanos
y caribeños solo podrá potenciarse a partir de la compulsión de
voluntades políticas en el seno de los estados y sus sociedades
civiles, las instancias regionales de integración y los organismos
multilaterales.
Ese reclamo fue formulado ayer en los debates del Encuentro de
Cineastas de África, el Caribe y sus Diásporas, que tiene lugar en
el Hotel Nacional de Cuba, convocado por la Oficina de la Muestra
Itinerante de Cine del Caribe, con sede en la capital cubana.
La agenda estuvo matizada por la esperada participación del actor
y activista social norteamericano Danny Glover, quien calificó su
presencia como una modesta contribución a una formidable idea.
Fue precisamente Glover el que sentó la pauta acerca de los
conceptos que deben animar empeños de tal naturaleza. "Debemos
encontrar nuevas relaciones productivas que permitan la promoción de
las expresiones de nuestra diversidad cultural".
El popular actor llamó la atención sobre los graves padecimientos
y déficits de las comunidades africanas y de afrodescendientes, pero
también subrayó cómo las ideas para transformar la realidad están
presentes y surgen de la experiencia histórica de los desposeídos.
"A ellos tenemos que darles voz", proclamó Glover. "Vivimos un
contexto ideal para unirnos y reimaginar al ser humano como tal,
justamente en su humanidad".
En el debate que siguió a la intervención del coprotagonista de
Beloved y El color púrpura, el director maliense
Souleymane Cissé manifestó preocupación por el futuro del cine
africano de no estar sustenta-do por políticas culturales
sólidamente fundamentadas. "Hace 40 años —dijo— comenzamos esta
historia y no ha pasado casi nada. Nuestras películas no forman
parte de la memoria de la mayoría de los habitantes del continente.
En los próximos años esto tiene que cambiar".
Al terciar en la discusión, José Juan Ortiz, representante de la
UNICEF en Cuba, explicó cómo se pueden reclamar fondos y ayudas pero
alertó cómo esas peticiones no resuelven el problema. "Solo la
voluntad política puede transformar las prioridades. La experiencia
cubana es un buen ejemplo. Solo cambiando el orden social y
económico vigente en el mundo, la cultura, como la salud y la
educación, tendrá su justo lugar".