El Ministerio de Relaciones Exteriores ha
procedido a retirar a su personal diplomático en Libia, donde la
intervención extranjera y la agresión militar de la OTAN han
agudizado el conflicto, y han impedido al pueblo libio avanzar hacia
una solución negociada y pacífica, en pleno ejercicio de su
autodeterminación.
La República de Cuba no reconoce al Consejo
Nacional de Transición ni a ninguna autoridad provisional y solo
dará su reconocimiento a un gobierno que se constituya en ese país,
de manera legítima y sin intervención extranjera, mediante la libre,
soberana y única voluntad del hermano pueblo libio.
El embajador Víctor Ramírez Peña y el primer
secretario Armando Pérez Suárez, acreditados en Trípoli, han
mantenido una conducta intachable, estrictamente apegada a su
estatus diplomático, han corrido riesgos y acompañado al pueblo
libio en esta trágica situación. Han sido testigos directos de los
bombardeos de la OTAN sobre objetivos civiles y de la muerte de
personas inocentes.
Con el burdo pretexto de la protección de
civiles, la OTAN ha asesinado a miles de éstos, ha desconocido las
constructivas iniciativas de la Unión Africana y de otros países e,
incluso, violado las cuestionables resoluciones que impuso al
Consejo de Seguridad, en particular con el ataque a objetivos
civiles, el financiamiento y suministro de armamento a una parte,
así como el despliegue de personal operativo y diplomático en el
terreno.
Las Naciones Unidas han ignorado el clamor de la
opinión pública internacional, en defensa de la paz, y han resultado
cómplices de una guerra de conquista. Los hechos confirman las
tempranas advertencias del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y las
oportunas denuncias de Cuba en la ONU. Ahora se sabe mejor para qué
sirve la llamada "responsabilidad de proteger" en manos de los
poderosos.
Cuba proclama que nada puede justificar el
asesinato de personas inocentes.
El Ministerio de Relaciones Exteriores reclama el
cese inmediato de los bombardeos de la OTAN que siguen cobrando
vidas y reitera la urgencia de que se permita al pueblo libio
encontrar una solución pacífica y negociada, sin intervención
extranjera, en ejercicio de su derecho inalienable a la
independencia y la autodeterminación, a la soberanía sobre sus
recursos naturales y a la integridad territorial de esa hermana
nación.
Cuba denuncia que la conducta de la OTAN se
dirige a crear similares condiciones para una intervención en Siria
y reclama el fin de la injerencia extranjera en ese país árabe.
Llama a la comunidad internacional a prevenir una nueva guerra,
insta a las Naciones Unidas a cumplir su deber de salvaguardar la
paz y respalda el derecho del pueblo sirio a la plena independencia
y autodeterminación.
La Habana, 3 de septiembre del 2011